Curso VII - Enseñanza 9: Fidelidad de Fidelidades
El camino de los Hijos de Cafh es de renuncia, es de ofrenda, es de amor.
Es de renuncia porque participa de la ley fundamental con que Cafh desenvuelve la vocación espiritual.
Es de ofrenda como medio de realización de los valores negativos del alma.
Es de amor como vínculo de comunión entre lo divino y lo humano.
Pero esta renuncia, esta ofrenda, este amor, para consumar la promesa divina que le ha sido concedida al Hijo desde su ingreso a Cafh, debe ser activa y continua, expectante y potencial respecto a la voluntad divina.
Ese carácter de continuidad y de expectación, sólo puede existir si la entrega del Hijo se sustenta en la fidelidad, y adhiere el alma estrechamente a la Divinidad.
La fidelidad se hace real, se afirma por el voto en el cumplimiento estricto del Reglamento de Cafh.
El Hijo por su fidelidad continuada al Reglamento de Cafh, se hace progresivamente sumiso a la voz divina, dependiente del amor a la Divina Madre, semejante a su Divinidad. La fidelidad se hace realmente potencia.
El Hijo por su fidelidad real y continuada va aumentando su entrega, y ésta a su vez, intensifica su fidelidad. Se influyen mutuamente, se acrecientan sucesivamente culminando en una fidelidad integral, esencial. Es la fidelidad de fidelidades.
La fidelidad de fidelidades hace total la adhesión del alma a la Divina Madre, hace realidad la Mística del Corazón y hace efectivo el don sobrenatural y divino de la Iniciación, de la Unión Divina.
El Hijo por su lealtad, por su identificación con la Ley, vive en su propio corazón en armonía con la divinidad, acreedor a la condescendencia divina que lo abre a la revelación iniciática.
La fidelidad del Hijo, concretándose a través de la ascesis de la renuncia, le conduce hacia dimensiones más reales de todos los aspectos de su vida.
De este modo, el deseo de purificación inicialmente centrado en sí se expande y purifica a los demás.
La iluminación con que paulatinamente la condescendencia divina lo baña, lo transforma en medio para iluminar. Es fuente de irradiación de luz.
Por su identificación con la Divina Madre, resultado de la ofrenda que de sí mismo realiza, llega realmente a ser. Ha muerto para vivir. Se ha transformado en fuente de vida.
La fidelidad perfecta, real, potente, esencial es fidelidad de fidelidades, es la culminación del amor, da plenitud a la renuncia y permite alcanzar la Unión Substancial con la Divina Madre.