Curso VI - Enseñanza 5: Intimidad Interior - 1951
Buscad en lo más íntimo de vuestro corazón vuestra realización.
Siempre vuestro pensamiento esté allí en continua oración. Murmuren vuestros labios el nombre de la Divina Madre hasta que, hecho vuestro alimento vivo penetre en vosotros, repitiendo místicamente el Nombre Santo dentro de las paredes mismas del corazón.
El mundo no os pertenece, sino vuestra morada interior. Sois ricos en bienes sagrados que, sin interrupción, os ayudan y estimulan a la Intimidad Mística.
Tenéis vuestros votos que son la Puerta Sagrada que no dejan filtrar en el alma la pasión del deseo.
Tenéis vuestro Radio de Estabilidad que es el puro campo magnético espiritual dentro del cual os podéis mover, sin que os ate el peso de la ciudad.
Tenéis vuestro Reglamento que os ampara del equívoco y del mundo todo.
Tenéis, sobre todo, a vuestros Superiores y Guías, hombres esencialmente virtuosos, siempre dispuestos a daros los tesoros de la Enseñanza y de sus experiencias.
Aprovechad todos estos medios que os han sido dados gratuitamente para que os sea más fácil el ejercicio de la continua práctica de la Vida Interior.
Muchos caminos llevan a los pies de la Divina Madre, pero la Ascesis Mística es, en estos terribles días, el único medio seguro.
Buscad en lo más íntimo de vuestro corazón vuestra realización.
Siempre vuestro pensamiento, huyendo de los torbellinos exteriores, esté allí en continua oración.
Si os apartáis de vuestra Intimidad Interior, enseguida corréis el peligro de ser enganchados a las grandes cadenas de la materialidad corrupta del mundo.
Si salís fuera de vosotros mismos perdéis vuestra libertad individual, corriendo el grave peligro de transformaros en los hombres postes que marcan las vías de la esclavitud colectiva.
Si hay hombres grandes en el mundo, al día de hoy, no les queda más remedio que confesar su impotencia frente a la destrucción moral de las masas organizadas y huir, incomprendidos, al silencio de su intimidad.
Sois, por vuestra vida de oración interior, almas libres de amar y de pensar y fuera corréis el peligro de ser hechos esclavos de las ideas unilaterales que gobiernan al mundo sin dejar vivir ni la mente ni el corazón.
Sois en vuestra intimidad los constructores ideales de la Gran Obra sobre la tierra y afuera corréis el peligro de ser los destructores del Templo vivo del Espíritu.
Sois, por morar en vuestro corazón, la fuerza potencial y virginal de las almas del futuro y afuera corréis el peligro de engendrar los hijos maléficos de las Sombras.
Sois los Amadores Eternos de La Madre y afuera corréis el peligro de perderla para siempre.
Muchos caminos llevan a los pies de la Divina Madre, pero la Ascesis Mística es, en estos terribles días, el único medio seguro.
Vuestro corazón sea vuestra meta y vuestra morada.
Murmuren vuestros labios el nombre de la Divina Madre hasta que, hecho vuestro alimento vivo, penetre en vosotros repitiendo místicamente el Nombre Santo dentro de las paredes mismas del corazón.
Aprenderéis así a amarla cada vez más; la adoraréis continuamente. Vuestra mente no podrá apartarla de sí; vuestros sentimientos se negarán a dejarla; no podréis salir fuera de vuestra intimidad.
El mundo será nada para vosotros, porque él no os pertenece.
En la oración continuada, en la Vida Interior, en conocer la Morada del corazón está vuestra realización.