Curso IV - Enseñanza 9: Los Dones de Cafh

El Hijo que participa a la reunión de almas de Cafh se hace acreedor a los Dones Sobrenaturales que de ella emanan.
Se entiende que estos Dones Sobrenaturales le son concedidos al Hijo porque él se ha puesto en actitud de recibirlos por predestinación ancestral, por su participación a la Integridad de la Gran Obra y por su disposición interior.
Los Dones Sobrenaturales de Cafh son incalculables y tienen resultados visibles y naturales. Los principales de ellos están enumerados en los beneficios de participación a Cafh.
El Hijo, al formar parte del Cuerpo Místico de Cafh, adquiere el Don Sobrenatural de Amor.
El puro amor de entrega y renuncia purifica al Hijo de todos amores sensibles y le confiere la posibilidad de una unión sin mancha con la Gran Obra.
Por más que el Hijo se esfuerce por sí solo nunca podrá lograr este amor, que invadirá su ser en el momento dispuesto y ordenado por la Divina Madre. Este puro amor del alma del Hijo se comunica luego, naturalmente, a todos los seres que lo rodean y se expande en el mundo como una promesa de salvación y felicidad.
El Hombre siempre salta de la razón a la emotividad y divaga entre los impulsos opuestos de su susceptibilidad y ternura, porque no conoce el verdadero amor.
El Hijo que posee este amor, que se manifiesta a través de una entrega espontánea, posee el secreto del Amor Real.
El Hijo, al recibir proporcionalmente y según su categoría el Poder de la Gran Corriente, adquiere el Don Sobrenatural de Fuerza.
El Hijo tiene en sí una infinidad de semillas de posibilidades buenas y malas. La mayoría de las veces, en los hombres corrientes, nunca llegan a desarrollarse por falta de fuerza de autorreconocimiento y de voluntad. Algunas cualidades comunes y adquiridas en la niñez son las que rigen continuamente las actividades psicológicas del alma y ahogan cualquier otra tendencia que intente brotar.
Pero al contacto de la Gran Corriente el Hijo se reconoce a sí mismo y adquiere la fuerza sobrenatural necesaria para desarrollar sus posibilidades.
La renuncia interior vivifica la verdadera individualidad egocéntrica del Hijo para que la vuelque en la Divina Madre.
El Hijo ve entonces aflorar todas sus malas tendencias para que él pueda fácilmente arrancarlas y destruirlas. Por otra parte, las buenas tendencias se acentúan y vitalizan poniéndose a la vista para ser utilizadas. Este don hace que las actividades vayan tomando volumen y capacidad y, si son bien atendidas, confieren al Hijo facultades extraordinarias para cumplirlas.
El Hijo, al recibir parte de la Enseñanza, adquiere el Don de Sabiduría.
Todas las potencias del alma, mentales y emotivas, son vivificadas divinamente en Cafh capacitando al Hijo para captar el conocimiento rápido y brevemente.
Es notable la facilidad que adquieren los Hijos, al ingresar a Cafh, para captar las enseñanzas.
Los hombres adquieren el saber muy penosamente, y necesitan años de estudio y experiencia y la lectura de gran número de libros muy voluminosos. El conocimiento, exceptuando los pocos genios y capacitados que hay en el mundo, llega cuando los años de juventud y de actividad han quedado atrás. Muchas veces tal saber carece ya de interés por haber perdido actualidad.
El Hijo, por este don, tiene la sabiduría que acumularon los Hijos en otros tiempos y que se expresa en enseñanzas claras, sintéticas y sencillas que quedan rápidamente grabadas en la memoria.
La sabiduría penetra así en lo más íntimo y profundo del alma, pues no sería tal de no ser su objeto comprendido y sentido. Es vana toda enseñanza si no penetra conjuntamente en la mente y en el corazón.
El Hijo, al tener facultad para pedir consejo a los Superiores, adquiere el Don Sobrenatural de Consejo.
El Hijo participa también de la experiencia de todos los Hijos que viven en la tierra y en el cielo por la semejanza de los Cuerpos de Fuego entre sí. Esta salvaguardia de experiencia sobrenatural es una participación directa al consejo inefable de la Voz Divina de Hes.
Aun tiene el Hijo el bien de ver confirmado este consejo, indispensable para él, a través de los Superiores que lo manifiestan con sus palabras.
La seguridad del valor afirmativo del consejo tiene un poder de realización, verdaderamente divino y efectivo que le confiere al Hijo una posibilidad casi infalible para actualizar su propósito. El valor de la palabra de consejo se extiende aún más allá; sale del interior del Hijo para expandirse y abarcar a otros seres, pues el consejo recto y verdadero se transforma en una posibilidad de opinión útil para todos. El Hijo, espontáneamente y a veces contra su voluntad, imparte consejos buenos y oportunos.
El Hijo, al tener la facultad para comunicarse sin intermediarios con el C. G. M., adquiere el Don Sobrenatural de Riqueza.
El Hijo, a través de su ofrenda de entrega, se despoja de la preocupación de su futuro y, con este acto puro, transfiere todas sus cargas a Cafh. Él todo lo ha dado por la Divina Madre y Ella toma sobre sí el peso de su Hijo y se hace cargo de sus necesidades.
Este bien hace que los Hijos reciban en todos los momentos una ayuda sobrenatural para que puedan desenvolverse en la vida; un verdadero don de Riqueza.
Al darse, sin saberlo, los Hijos depositan un tesoro en un banco que no quiebra nunca.
Esto es algo que no han de conocer los aspirantes ni aun los Hijos que de poco tiempo atrás han entrado en contacto con la Gran Corriente, porque se correría el peligro de estimular egoísmos que tendrían resultados desastrosos para ellos. Pobre de aquel Hijo que espera en el sendero recompensas materiales. Ya ha recibido su paga en la primera hora.
Este Don Sobrenatural se actualiza diariamente a través de las bendiciones que el C. G. M. imparte a las Tablas y los Superiores a los Hijos; éstos sólo pueden hacerlas efectivas por la participación al Poder Integral de la Gran Corriente. A través de las bendiciones reciben los Hijos el pan espiritual y el pan material y aún pueden solicitar más protección y ayuda cuando tengan necesidad, pues todos ellos tienen libre acceso al tesoro de comunicación entre Cafh y la Unión Substancial con la Divina Madre por el contacto directo con el C. G. M.
El Hijo al tener facultad de ser auxiliado en caso de grave necesidad, adquiere el Don Sobrenatural de Asistencia.
Los Hijos reciben auxilio constante, día y noche, de parte de los Maestros y de los Protectores de Cafh que tienen el encargo especial de acompañarlos; por Ellos los Hijos pueden recorrer su sendero espiritual y tener la asistencia sobrenatural para llegar a la cumbre.
En las horas del sueño este divino auxilio se hace aún más efectivo, ya que el Hijo es instruido y guiado por el mundo astral y participa del trabajo que Cafh efectúa en beneficio de la Humanidad.
En las horas diurnas la asistencia se hace más visible y palpable sobre todo en los momentos de dificultad. La ayuda llega al Hijo de un modo totalmente inesperado y providencial. Este don es aun más directo y efectivo en los momentos de grave necesidad, pues parecería que los Hijos, en el momento oportuno, recibieran un mandato superior para correr en ayuda de aquél que está más necesitado.
El Hijo, al tener facultad para ser asistido en sus enfermedades, adquiere el Don Sobrenatural de Salud.
Las enfermedades son el castigo y la lacra de la Humanidad que carcomen y destruyen antes de tiempo la psiquis y el cuerpo del hombre.
Pero la enfermedad, transformada en un acto expiatorio y purificador, se convierte en un beneficio incalculable.
El Hijo no tiene enfermedades; sus dolencias son actos de sacrificio cruento que fortalecen su alma, borran su karma y curan a la Humanidad.
Con este don, si bien los Hijos no se substraen a las enfermedades, tienen un incentivo superior para sobrellevarlas y transformarlas en un valor efectivo.
Además, con este don el Hijo ahuyenta las enfermedades extremas, se cura con más facilidad, mantiene por más largos años su vigor y vitalidad y no se desmorona antes de tiempo.
El Hijo, además, es asistido en sus enfermedades no sólo con remedios y atenciones, sino con el magnetismo y el poder de los otros Hijos que lo asisten.
El Hijo, al tener facultad para ser asistido en la hora de la muerte, adquiere el Don Sobrenatural de Vida.
El Hijo, por este don, puede vivir más tiempo que el que le fuera kármicamente concedido si ha de cumplir alguna misión que le fue especialmente encomendada. Esto es posible gracias a la divina asistencia de los Maestros, y a la ofrenda espontánea de un tiempo de su vida de parte de algún otro Hijo.
Este don no permite al Hijo que muera de muerte natural sino en forma extática; la cual no es muerte sino vida.
Además, con su sola presencia los Hijos que asisten al moribundo no permiten que el cuerpo astral salga por el esplénico, sino consiguen que se liberte rompiendo las paredes cerebrales.
El Hijo, al tener facultad para ser acompañado por los Caballeros Protectores de Cafh después de la muerte, adquiere el Don Sobrenatural de Eternidad.
Las almas, al abandonar el cuerpo físico, tienen que atravesar el Valle de la Muerte, quiere decir, han de pasar por todas las experiencias objetivas con las cuales han enriquecido su memoria durante la vida. Estas se les presentan como imágenes horripilantes o seductoras.
Los Hijos de Cafh, por este Don de Eternidad, son divinamente acompañados en este viaje y tendrán a su lado quienes ahuyentan las sombras y figuras proyectadas por la ilusión de la mente.
La Santa Compañía es prenda segura de que el Hijo no se desviará por los mundos inferiores, sino que llegará rápidamente a su divino reconocimiento.
Este don ya le fue impartido al Hijo durante la vida por la comprensión adquirida de la vacuidad de todas las apariencias humanas, a través de la renuncia, y a través del concepto de ser predestinado y elegido para los altos destinos de Cafh.
Este don confiere paz en la hora de la muerte. También permite que el Hijo experimente, antes de haber abandonado el cuerpo físico, el sentido íntimo de la Liberación Interior.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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