Curso IV - Enseñanza 4: Radio de Estabilidad

Cafh es una Obra destinada a formar una Reunión de almas sobre la Tierra. Como tal necesita de un punto de apoyo magnético terrestre, no en un sentido de posesión, sino por un sentido de arraigo.
Los Maestros de Cafh, al formar en el mundo astral el círculo espiritual desde el cual deviene la Gran Obra sobre la Tierra, se reflejan por consiguiente sobre el punto magnético de irradiación. Ese punto es Om Hes.
Al ampliarse la potencia energética de la Gran Obra, se multiplican también sobre la tierra los puntos magnéticos que le servirán de apoyo.
Todo polo potencial espiritual necesita para manifestarse un polo activo material.
Enseguida que dos o tres almas se reúnen en un lugar determinado, se establece allí un punto magnético de la Gran Obra de Cafh y éste empieza a expandirse a través de las almas que se ponen en contacto con él.
Esta vibración crea alrededor de dicho lugar un campo magnético determinado, llamado Radio de Estabilidad.
Al hablar aquí de un lugar determinado en donde se asienta la Obra, cabe una pregunta: si los bienes de Cafh son totalmente intrínsecos ¿cómo puede asentarse sobre un punto material?
La estabilidad de Cafh en un lugar determinado no es realmente material sino ideal.
El lugar es un punto de apoyo de descarga, un pedernal del cual se hace brotar la chispa.
Se establece allí para escapar de allí; toma los elementos terrestres como modelos para crear la ciudad etérea del futuro.
Om Hes no existe, es un símbolo.
El Om Hes, asiento de Cafh sobre la Tierra, no será más que un punto ideal.
Los Maestros, al descargar la potencia de la Gran Corriente, se apoyan sobre la Tierra para que ella participe con su magnetismo a la Gran Obra.
El arraigo a la Tierra, practicado por los Hijos a través de su permanencia dentro de su Radio de Estabilidad, no es deseo de posesión territorial sino adhesión al espíritu de la misma.
Los Maestros materializan las fuerzas divinas para la realización, pero no totalmente.
El dios mitológico no entrega a su hija divina al sueño de la vida terrestre, sino después de haberla rodeado de un fuego inaccesible, quiere decir, de una fuerza etérea superior a la material.
La expansión y multiplicación de los centros magnéticos terrestres de Cafh asimismo no indica lugares determinados, sino lugares destinados para Cafh.
El Centro magnético es logrado por los Hijos que se reúnen y su descubrimiento es un reflejo de su descubrimiento interior.
El Radio de Estabilidad participa estrictamente de la vida espiritual de los Hijos y refleja su mística, totalmente interior, totalmente de reflejo sobre sí, de misión egocéntrica.
Otros grupos de seres espirituales tienen la misión de la movilidad, se trasladan continuamente de un lugar a otro y se ponen en contacto con los principales centros magnéticos de la Tierra.
Pero no así los Hijos de Cafh, cuya misión es, se repite, estar, fijar, egoser, potencializarse.
El Radio de Estabilidad que el Hijo crea en el lugar de su residencia es verdadero como resultado, pero de sustancia etérea como posesión y por eso, de más consistencia y duración que si fuera material, un verdadero círculo de fuego.
El Hijo enseguida que pone el pie en el sendero se ubica en el lugar que le corresponde, se circunscribe dentro de una corriente determinada de ideas y traza a su alrededor, místicamente, la clausura de su alma. Él se circunscribe, se contrae, se sintetiza para hacerse apto para su liberación.
El Hijo de Cafh está circunscripto a su Radio de Estabilidad.
La estabilidad lo arraiga en su lugar para que allí pueda cumplir su misión providencial y lograr su perfección.
El hombre, al desvincularse cada vez más del lazo magnético que lo une a la Tierra, se desgasta a través de una desmedida movilidad y pierde la posibilidad de una subsistencia integral. No es la posesión material de la Tierra lo que da al hombre lo necesario para vivir ni la seguridad económica del futuro, sino es el arraigo, el amor a la Tierra, el conocimiento de la misma lo que le concede abundantes frutos.
El Hijo, al arraigarse en un lugar voluntariamente, vuelve a poner los centros magnéticos de su cuerpo en contacto con los centros magnéticos de la Tierra que estaban quebrados por la movilidad, vuelve a establecer canales de fuerza magnético-terrestres entre él y su suelo, como acequia bien provista de agua que le proporciona a él y a los que lo rodean lo necesario para vivir abundantemente.
La fuerza magnético-terrestre del Hijo se expande a su alrededor, se propaga a los hombres que lo rodean y a aquellos que se le acercan llevándoles bienestar.
El arraigo le concede al hombre el amor verdadero al lugar en donde ha nacido o que le fue destinado para habitar; le concede la facilidad para solucionar sus problemas económicos por la capacidad productiva del hábito y fortalece y vigoriza su físico a través del contacto continuo con el alma de su suelo.
El arraigo fomenta y consolida la industria, transformándola paulatinamente en especialidad, arte y capacidad incontestable.
El arraigo selecciona y presenta los tipos físicos que han de servir como modelo e imagen de los otros pueblos y de las razas futuras.
El Hijo de Cafh esta circunscripto, además, a la Idea Madre de Cafh y al poder de la Gran Corriente.
Enseguida que el Hijo entra a ser parte del Poder de la Gran Corriente, se limita dentro de la misma.
Todas las ciencias, las artes y las filosofías, como generalidades, le son vedadas, debiendo concretarse a un solo esfuerzo, a una sola aspiración, a una sola idea.
La Idea Madre de Cafh le ha sido confiada y ésta es su único fin.
La Idea Madre de Cafh, dentro del Plan Divino, es lograr la perfección por la Ascesis de la Renuncia y la Mística del Corazón, que es equivalente de estricta vida interior; todo lo que no sea ese fin ha de ser excluido.
El Hijo es buen estudiante, es buen empleado, es buen profesional, es buen ciudadano, pero no como fin sino como medio. Él no quiere ser tampoco algo que le parecería mejor, porque también la otra cosa no sería más que un medio exactamente igual al que ya posee para lograr su fin.
El Hijo se aplica a las ciencias, a las artes, a las filosofías, no porque ese es su fin, sino porque esos pueden ser medios para ilustrar más y acrecentar el brillo de su fin.
Para el Hijo no hay nada superior ni nada que valga la pena fuera de su fin.
Aun cuando todo el saber fuera borrado de su mente no tendría esto ninguna importancia porque quedaría intacto en él el fruto de su fin que es la Sabiduría Eterna en sí.
Los Hijos al penetrar dentro de la Gran Corriente ya no pueden desear hacer esto o aquello, ni se sienten llamados a estudiar esto o aquello, sino únicamente procuran aquello que puede ser útil al cumplimiento de su fin.
Esta circunscripción de fuerzas energéticas y mentales acrecienta de tal modo el pensar y el sentir del Hijo que le concede realización a sus pensamientos y a sus deseos.
El Hijo por esta fuerza concentrada en sí, baña beneficiosamente a todo su Radio de Estabilidad. Él da salud a los enfermos, providencia a los necesitados, dirección a las almas.
El Hijo de Cafh esta circunscripto, además, a la clausura mística de su alma.
La misión de vida interior del Hijo no es sólo un símbolo sino una realidad efectiva.
El hombre futuro no ha de lograr el cumplimiento de sus aspiraciones de perfección y de felicidad por el esfuerzo exterior, sino por el esfuerzo interior.
Es necesario entonces que el corazón humano logre una mayor capacidad de retención potencial de fuerzas, necesarias para ese fin.
Las Medidas del corazón de la Madre Divina han de ser las medidas del corazón del hombre.
El Hijo entonces realmente se contrae en sí por la vida interior, asentando su morada, su pensamiento, su sentir, dentro de su propio corazón.
Él hace allí su morada potencial, su ciudadela inexpugnable, su observatorio sin limitación de horizontes.
El Hijo desde allí vuelve a reconstruirse espiritual y físicamente, haciendo experiencias y hábitos nuevos, poniendo a prueba su temple y flexibilidad, haciéndose apto para una mayor resistencia: una resistencia atómica.
Dicen los hombres que el excesivo dolor o el excesivo amor hace estallar al corazón, pero el Hijo dice al corazón: “Te daré, poco a poco, tanto sentir hasta que seas capaz de contener en tí la potencia del sentir del Universo”.
El Hijo revisa cada fibra de su corazón, la analiza y la fortalece; y no saldrá de allí, de su mística celda interior, fuera de la clausura de su alma, hasta que se conozca a sí mismo por el conocimiento de su propio corazón.
El Hijo para ajustar más las llaves de su Radio de Estabilidad, se aparta periódicamente aún más del mundo y de las cosas exteriores en casa de retiro y lugares apropiados.
El Hijo continuamente penetra en las profundidades del corazón y del alma, se ajusta sistemáticamente a una Idea Única, fija en sí únicamente su fin.
Por la contracción continuada, sostenida e inalterable, logrará el Hijo la medida única, la expansión suya en contacto con el Universo y la Eternidad.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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