Curso IV - Enseñanza 16: Unión Substancial con la Divina Madre
El alma constantemente anhela la liberación espiritual y la Unión Divina como supremo y único bien.
Cafh es un medio para lograrla.
Ella atrae a sí las almas predestinadas para que por su medio logren la Unión Substancial con la Divina Madre.
Es Unión Substancial porque es unión de sangre, de alma y de espíritu.
Este grandioso fin que el alma aspira encontrar como meta de sus esfuerzos es una cumbre que hay que escalar sólo simbólicamente.
La unión empieza a hacerse evidente en el alma desde el momento en que su deseo de perfeccionamiento le hace poner el pie en el sendero. Si desde su admisión a Cafh el Hijo, por la correspondencia divina que se establece entre él y los Maestros, participa inmediata y progresivamente de la Integridad de la Gran Obra y del Poder de la Gran Corriente, establece, simultáneamente, en su intimidad profunda el sentimiento tangible de la presencia y de la Unión de la Divina Madre en él y con él.
La Divinidad que mora esencialmente en el alma surge por este contacto, y toma allí una posición expansiva y visible.
Cuando el Maestro dice que el alma sólo al fin del Sendero logrará la Unión no niega la unión inmediata, sino indica las etapas a recorrer para que esta Unión sea permanente.
El contacto del alma con la Divina Madre da una Unión Sensible que purifica y transmuta la carne, la sangre y el magnetismo del Hijo.
La participación del alma a la vida de la Divina Madre por medio de los Dones de Cafh y de la práctica de la Ascesis de la Renuncia, da una Unión Anímica que desintegra los compuestos de las potencias del alma.
La mística del Corazón, o sea la idea de permanencia con la Divina Madre, sentida íntimamente y expresada con resultados obscuros a través de un estado de conciencia simple y amoroso del alma, da una Unión permanente.
Esta Unión en donde cuerpo, alma y espíritu están substancialmente unidos a la Divina Madre es integral.
El contacto del alma con la Divina Madre, por medio de la participación con Cafh, es un sentimiento súbito de liberación.
Todos los hombres buscan afanosamente la libertad sin encontrarla nunca, pues es como si persiguieran la sombra de algo que siempre se mantiene a sus espaldas. Es que la libertad es de naturaleza divina y es bien único inherente del espíritu, mientras la libertad humana no es más que un reflejo exterior, transitorio, inalcanzable.
Mas el Hijo al hacer su primera ofrenda, al negarse algo de sí, al afirmarse como un valor contrario, se pone inmediatamente en contacto directo con la divinidad y, como consecuencia ineludible, percibe la expansión interior de su libertad.
Este pre-estado interior hace que sus sentimientos y fuerzas magnéticas vibren de un modo distinto y en contraposición a sus vibraciones anteriores.
La sangre, el magnetismo del Hijo, se transmutan totalmente y se realiza la Unión Sensible con la Divina Madre.
El Hijo, a más tardar en siete años, ha dejado su cuerpo y cambiado su sangre para tomar un Cuerpo de Fuego. La Unión Sensible no es una posibilidad, sino un hecho.
La participación del alma a la vida de la Divina Madre, por medio de los Dones de Cafh y de la práctica de la Ascesis de la Renuncia, es el principio de la desintegración de los compuestos en el alma.
A pesar de las grandes posibilidades muchos Hijos no pasan de la Unión Sensible.
La ofrenda fue cumplida, el contacto de unión consumado y los Dones de Cafh confiados a las manos del Hijo.
Pero el alma, que por los hábitos positivos anteriores esta predispuesta a convertir todo valor anímico en un resultado, siempre le está dando forma a todas sus posibilidades.
El poder que le fue otorgado se transforma en un hecho positivo y se pierde.
La fuerza divina actualizada construye nuevos métodos y resultados, nuevas ataduras y contrariedades.
El Hijo lucha y trabaja por fines separados y sus resultados son pobres y deficientes.
La negación que el Hijo hace de sí y su ofrenda de renuncia se transforman en bienes al alcance de sus manos que gasta enseguida en lo exterior.
Es indispensable que el Hijo haga de su renuncia un estado habitual continuado y esto lo logra por la práctica de la Ascesis de la Renuncia.
Esta renuncia sin desgaste de energías resultantes empieza a favorecer al alma para lograr desintegración de los compuestos que han de restituirle su prístina simplicidad.
El deseo de vivir, el recreo de la imaginación, la expansión del intelecto como deleite anímico personal son sistemáticamente negados.
Esta negación no niega sin embargo el valor de los bienes anímicos, sino sólo quiere impedir que éstos se identifiquen con la esencia pura del alma, como lo hacen constantemente.
Para que el Hijo niegue los valores anímicos, sin dejar por eso de estimular la función de la voluntad para poder mantener estos valores al mismo tiempo activos, ágiles y separados del centro del alma como medios no identificables, es necesario un fin que sea positivo en sus efectos sin serlo en sí.
El Hijo logra este estado por la entrega total de todos sus esfuerzos a Cafh.
El Hijo no crea formas, ni elabora conceptos, porque su única imagen es Cafh a través de la integridad de la Gran Obra.
Su único conocimiento es la Enseñanza que le es transmitida por los Maestros, impregnada con el Poder de la Gran Corriente.
Su único deseo es la permanencia continuada y substancial con la Divina Madre.
Este estado negativo desintegra al alma de los compuestos que la empañan y le concede la Unión anímica con la Divina Madre.
Sólo el alma que, libre de compuestos, permanece simple en su esencia puede reflejar y completarse con la Esencia Simple de la Divina Madre.
No puede, desde luego, haber ni darse una explicación de la Unión Sustancial ya que todo bien negativo es obscuro para la mente del hombre y todo estado espiritual pierde su simplicidad al querer ser expresado.
Pero hay en el Hijo, que permanece en la Unión Substancial con la Divina Madre, un aspecto y estado que hacen suponer su íntima y secretísima Unión Interior.
Estos conceptos y estados aparentes hacen presentir en el Hijo una conciencia simple y amorosa y son como mensajeros que indican que su alma posee la Unión Substancial con la Divina Madre.