Curso III - Enseñanza 8: Desviaciones Ascéticas

La desviación más común de la ascética es transformarse de medio en fin.
Indudablemente nadie toma la ascética como un fin en sí mismo, pero es muy fácil confundir los resultados contingentes de la ascética con la mística.
Todo acto del ser origina un resultado que repercute en la totalidad del individuo. No pueden separarse los efectos físicos de los astrales, psicológicos, mentales y espirituales. Por eso, si bien la ascética tiene por objeto la predisposición paulatina del alma para la Unión con Dios, al mismo tiempo produce efectos secundarios contingentes en el alma.
No hay que confundir los estados naturales o sobrenaturales con los estados divinos, y las conquistas contingentes con la realización permanente del alma.
La ascética es un estado psíquico, un estado sobrenatural, metapsíquico, experimental de la mente. En una palabra: es la orden que el cerebro da al mecanismo cerebro-espinal con respecto a la voluntad; son órdenes que les imparte para adquirir un método, un sistema que encuadre al alma dentro del marco de la vida interior que quiere alcanzar.
La mística es un estado indescriptible, trascendente, oscuro, desconocido, pero que al mismo tiempo es la fuente de toda realización.
Esto no niega la realidad de los efectos secundarios de la ascesis, pero hay que ubicarlos. Como la Renuncia es un bien absolutamente espiritual muy fácilmente las almas quedan atrapadas por el brillo de las conquistas inmediatas de la ascética que por ser más asequibles, son tanto más atractivas. Los estados divinos son tanto más indeterminados y oscuros cuando más altos, y es necesario realizar una Renuncia muy grande para trascender esos bienes inmediatos obtenidos por la ascesis mística.
Cuando las prácticas ascéticas dan como resultado un estado sobrenatural de la mente, del intelecto o de la emotividad, hay un deseo natural de repetir la experiencia. Esta repetición es buena hasta que se domine la técnica del proceso, pero si se insiste en ella, un estado que era una consecuencia mística se hace una secuencia relativa y pierde así su valor divino.
La Unión con Dios no es un acto positivo del ser sino una dinámica en sí, un estado simple e inexpresable, infinito en su magnitud divina, que se manifiesta en el alma en un estado que más que plenitud de una experiencia, es plenitud expansiva, irradiante, simple y profundísima de ser. Es una conciencia abismal y total, indiferenciada, sin límites y trabas, infinitamente profunda y oscura, en la que todo desaparece y se pierde para quedar sólo lo oscuro e indescifrable en sí.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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