Curso IX - Enseñanza 9: Los Ciclos de la Ascesis Pasiva de Cafh

El ascetismo tratado en la Enseñanza, podría dar la impresión de que es dañino, que no es útil, lo que no es verdaderamente cierto.
El ascetismo individual es dañino, pero el ascetismo practicado (aun por el Hijo) por el hombre para captar una experiencia, para luego depositar este ascetismo en un cuerpo místico, es útil. Hace 20 ó 25 años lo que valía era el aviador, hoy es la aviación en sí lo que vale.
En el ascetismo la experiencia individual tiene valor cuando no es aplicada al individuo, sino al ejercicio en sí.
Cafh rechaza a los curadores, los clarividentes, los faquires, es decir, los individuos con poderes desarrollados para sí, pero tiene buenos curadores, buenos clarividentes, pero que actúan para la Obra. Estos poderes adquiridos por la ascesis son dañinos, entonces, si no son volcados a un cuerpo místico.
El camino ascético a seguir en Cafh es de ascesis pasiva. Es la ascesis que pueden lograr todos los Hijos. Hemos visto como la ascética pasiva radica todo su éxito en el abandono total. Es claro que al día de hoy es muy difícil el lograr el abandono en los brazos de los Superiores, dado el predominio de un estado afectivo en los seres humanos.
Es necesario que la mente de los Hijos se den a este abandono. El primer paso es darse a Cafh. Obedecer.
Los hombres están acostumbrados a hacer lo que gustan, se determinan a sí mismos. La vida espiritual de Cafh es indeterminante.
Si alguna vez algún Hijo estuviera identificado verdaderamente con la ascesis activa ya los Superiores encontrarán la medida para sus ejercicios, cuyos resultados acrecentarán el valor y fuerza del Cuerpo Místico de Cafh.
Continuamente recibimos almas en nuestras manos y, muchas veces, nuestra inexperiencia en el recibo de tales tesoros nos encuentra sin saber qué hacer. La ley es eliminar toda posibilidad de yoga, de sacramentos religiosos, de prácticas ajenas a esta pasividad negativamente activa del ascetismo de Cafh.
La acética pasiva de Cafh, enseguida que toma al Hijo, le quita todo lo que él quiere, lo que desea, lo que sabe, sus prejuicios. En una palabra, demolemos sus dioses, sus ídolos, sus tradiciones. Y esto es sólo para que se cumpla el primer ciclo de esta ascética pasiva: establecerse en sí, arraigarse dentro de la Gran Corriente. Es un trabajo de años. Debemos hacer que sientan y se adapten al Radio de Estabilidad, vigilados constantemente por el Superior.
Este estado pasivo de permanencia dentro del Radio de Estabilidad tiene una importancia enorme. Se hace fundamental para la vida espiritual de Cafh. Muchos Superiores no lo han comprendido todavía así.
Provoca una estabilidad física, luego mental, después magnética, y se hace posteriormente egocéntrica y espiritual; todo por la práctica de un ejercicio ascético pasivo.
Esta estabilidad se fortalece cada vez más en el tiempo. La participación a no poder comprarse nada sin permiso, a no cambiar de empleo o casarse, a tener novia, a no dar las enseñanzas, es el sucesivo control del Hijo por el Superior para determinar el trabajo ascético del alma.
Anula sus sentidos para hacerlos receptivos interiormente. Es como una gota tras otra que llenará un tanque, no el chorro que llena y lo descarga a la vez. Es un resultado de paciencia, de rutina, de aburrimiento, pero de resultados efectivos logrados por un método negativo.
Así el alma posee una fuerza, una potencia inigualable.
El poder ascético de la estabilidad va tomando nueva vida, que no es nuevamente mental, ya que Cafh, por ser una fuerza espiritual, tiene que integrar la vida y no parcializarse en alguna expresión de la misma.
No ir al club, a los paseos, no desear nuevos estudios, son hechos que lo capacitan para adquirir una potencia, con un método que es nuestro, dado no por los libros, experiencias propias, sino por la Divina Madre bebido en su propia fuente.
Análogamente a lo que hace el maestro tibetano con su discípulo, lo sienta en un cajón y no le permite salir de esa posición, al final lo carga pasivamente de las energías, pero para un gran salto realizador del efecto buscado. Igual ejemplo se nota en el calor interior que derrite la nieve.
Muchos Hijos quieren ver más obras en Cafh. La rutina y el aburrimiento le provocan ansias de realización pero, ¿cómo pueden dar si no tienen nada para dar? ¿Qué paz tienen? ¿Qué amor? y así sucesivamente con todo aquello digno de cederse a la Humanidad.
Nuestra vida es de paciencia, de poca o nula expansión, para luego poder dar el gran salto.
Paciencia, rutina, estabilidad, adaptación al ambiente es el primer ciclo pasivo en la ascesis de Cafh.
El segundo ciclo o estado que usa Cafh es la impersonalidad, para desenvolver más la aparente inoperancia.
Vemos que al principio nuestra individualidad desaparece para que la fuerza se concentre en la comunidad espiritual de la Gran Obra.
Cada vez tiene más fuerza el nombre del Caballero Gran Maestre y menos el de Santiago, porque aquél es fuerza impersonal de la cabeza de Cafh y éste es el ropaje personal de quien lo anima para sus viejos amigos. El resultado ascético de este movimiento es que el Caballero Gran Maestre está entregado al Cuerpo Místico de Cafh. Todas sus experiencias viven no en su individualidad; se han hecho vida permanente con todas sus posibilidades en el Cuerpo Místico de Cafh.
El ser individual no logrará una clarividencia real del universo, pero en el Cuerpo Místico está la posibilidad de lograrla.
No logrará el ser matar o dar vida a un hombre, pero en ese cuerpo místico, recogedor permanente de este ejercicio ascético está la posibilidad de realizarlo.
Fracasa entonces, a lo mejor, el individuo, pero en el cuerpo místico está la posibilidad.
Es muy fácil alejar a los enemigos, pero si lo hacemos constantemente descuidamos nuestro derrotero, de aquí que deba ser el cuerpo místico el que cree la permanente posibilidad de alejarlos.
El conjunto de seres que nos sirviera de ejemplos durante la Enseñanza:
Sri Aurobindo, Vivekananda, Santa Teresa, etc., fueron precursores individuales que, al no tener éxitos individuales, trazaron el camino ascético de este gran momento de culminación de su metodología pasiva en un Cuerpo Místico, ente único donde la ejercitación es permanente, y no la del hombre que necesita siempre una cuerda para representar los efectos de sus prácticas.
En la naturaleza hay miles de abortos, de fracasos; son ellos los que justamente con su negativa acción al pretendido éxito dan forma al conjunto místico.
El individuo fracasará, pero será guía de una colectividad que es la que triunfa posteriormente.
El cuerpo místico no crea nunca por su impersonalidad.
Cuando el Hijo cree no hacer nada, no progresar, es cuando verdaderamente progresa. Es que estuvo ciego, y al empezar a tener real visión es tanta la luz que cree seguir en estado de ceguera.
Esta ascética, con el correr de los años, es la que dará a los Hijos el poder de la Gran Corriente que los llevará a la expansión cósmica y no a la expansión individual.
La Gran Obra de Cafh es por su aparente inoperancia de sus Hijos, negativa, no visible, pero sí prepara el interior de las almas con lentitud, para lograr el valor permanente de una ascética que de valor al alma para su reencuentro divino, y actúe en el adelanto de la Humanidad.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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