Los pueblos de la raza Atlante habían recibido de los Grandes Instructores de esa raza las verdades de sus religiones. Estas verdades, fortalecidas por el poder psíquico de percepción propio de esta raza, eran de carácter completamente intuitivo.
Después de la lucha de los mil quinientos años, los Arios que emigraron al Asia Central dejaron a sus descendientes la Revelación y Tradición de una magnífica Religión que fue transmitida a través de los Vedas milenarios.
Sobre los Vedas asentaron los Arios todas sus religiones, sus filosofías, leyes, letras y artes.
Los Upanishads, los Sutras, que constituyen la moral y la filosofía del Hinduismo, no son más que amplios comentarios de los textos primitivos basados en su religión.
El antiguo Egipto se extendía más allá del costado Nord-Oeste de África a una isla completamente sumergida actualmente. Las primeras cinco dinastías cuya memoria se pierde en el tiempo, pertenecían íntegramente a la raza Atlante.
El recuerdo de la Divina Religión Atlante, fomentó entre los Egipcios el culto a los dioses solares: Ra (el sol), Atonu (el dios solar), Shour, Anuri, Amon (dioses de los días).
Se ha explicado en las lecciones anteriores que dos grandes religiones fundamentales se habían encauzado en los comienzos de la Raza Aria. Los Vedas fundaron una religión humana que se transforma luego en Humana-Divina.
Como dos inmensos ríos que se encuentran y se juntan entre sí, la antigua religión divina de los Atlantes y la nueva religión de los Vedas se juntaron y florecieron en la naciente raza Aria.
El pueblo Asirio estaba destinado a formar una religión semita por excelencia. Se había formado fuerte, indómito y peleador, ya que era destino de Asiria mantenerse independiente a costa de guerras continuas pues la rodeaban potencias enemigas.
A medida que se iban sucediendo las civilizaciones Arias, una tras otra, se iban cambiando, modificando y transformando las religiones. En la cuenca del Tigris, en el Asia Central, se había levantado un pueblo fuerte e indómito, el Asirio, que creció pronto y desarrolló una potente civilización.
También se acostumbra llamar Asiria a la segunda gran época Asirio Semita de este pueblo Iranio; sin embargo, existe una gran diferencia entre estas dos épocas y entre uno y otro pueblo.