La libertad y la justicia no están al alcance del hombre encarnado. Para alcanzarlas tiene que remontarse hasta las más elevadas dimensiones de la realidad, sea por el esfuerzo ascético místico o por evolución natural encarnando repetidas veces durante millones de años junto a la Humanidad, haciendo todas las experiencias, conociendo el bien y el mal, los sufrimientos, la más profunda desolación.
        
      
     
  
    
    
    
    
      
      
        
          El estudiante de Teología ha de valerse del conocimiento de las diversas filosofías. Discurriendo sobre ellas, recordando, razonando, discrepando e hilando las tesis, se predispone a conocer la Verdad, o Teología.