A medida que iba surgiendo el hombre Ario fue perdiendo la Humanidad el conocimiento “clare visa” de Dios que había sido patrimonio de la raza Atlante.
Los hombres Atlantes poseyeron, gracias a las características típicas de su raza, la visión directa de Dios y en consecuencia el concepto de la Unidad Absoluta de Dios.