En estos días, la muerte de dos personas ha removido la opinión pública mundial hasta límites extremos, concitando las causas de un fenómeno humano extraordinario que ha excedido el significado de la vida y la muerte: los casos de Terri Schiavo de Miami, desconocida y sin conciencia durante 15 años en estado vegetativo, y de Juan Pablo II, Papa de la Iglesia Católica, con el más alto perfil público internacional, abrumado por una serie de enfermedades que lo llevaron a la declinación completa de sus funciones vitales.
Disney fue un hombre exitoso en todas las cosas que emprendió, menos en una, aunque en esa ocasión ya estaba muerto, mejor dicho, el más ambicioso de sus proyectos, vencer a la muerte, no le salió bien.