Para el ciclo de ángeles hechos hombres había sonado la hora solemne. Los estremecimientos cada vez más convulsivos del planeta y la luz solar que filtraba a través de las espesas cortinas de nubes, reflejaban como una gran aurora polar sobre la rojiza tierra, indicando que algún hecho extraordinario estaba por acaecer.
La sexta subraza lemuriana, que se llamó Mo-Za-Moo, se inició con la terrible lucha entre los hombres y los monstruos. Estos últimos dominaban en la parte occidental del continente y, arrastrándose, volando o nadando, invadían periódicamente el continente central, destruyendo a millares de lemures.