El estudiante de Teología ha de valerse del conocimiento de las diversas filosofías. Discurriendo sobre ellas, recordando, razonando, discrepando e hilando las tesis, se predispone a conocer la Verdad, o Teología.
La razón natural, por sí, poco puede investigar sobre los Misterios Divinos.
El hombre tiene de Dios un conocimiento nominal, pero su razón, a través del deseo constante y ardiente de investigar sobre la naturaleza de Dios, puede tener, dentro de su campo magnético mental, un conocimiento confuso.