Yo soy lo que soy.
Estoy libre.
He perdido la memoria; no sé qué ha sido de mi personalidad, no sé cómo me llamo, ni los detalles de la vida material.
“YO SOY LO QUE SOY”. Las experiencias de cada instante enseñan a viva fuerza que se está esclavizado a todo un mundo de encadenamientos psicológicos ajenos a la voluntad. Cuántas veces al día se expresa el deseo de librarse de los hábitos, sin lograr jamás realizarlo.
Por su libre albedrío un hombre que busque a Dios puede convertirse en una máquina movida automáticamente por el aparente propósito de conseguir ese fin. Bastará para eso que permita que la rutina supla al impulso de su amor primero, aquél que lo llevará un día a realizar el sacramento de su primer Voto.