El Plan Divino en la tierra se desenvuelve a través de las obras de los hombres.
Las obras materiales, intelectuales y espirituales de los hombres, constituyen el Cuerpo Místico de la Gran Obra, a través del cual se manifiesta y cumple el Plan Divino sobre la tierra.
La Renuncia comprendida como única salvación del mundo, abrazada con los Santos Votos, vivida diariamente a través de los actos y del ritmo de Comunidad, lleva inevitablemente a una mística, a un determinado modo de vida interior expansiva.
Lo más maravilloso y sorprendente de la vida de San Pablo de la Cruz es su extraordinario espíritu de renuncia, de absoluto desprendimiento de todas las cosas del mundo; tan grande que instituye en el mundo cristiano una congregación totalmente dedicada a lograr esa muerte mística, tan parecida a la muerte mística de las almas ofrendadas en holocausto para la redención de la Humanidad.