En un punto determinado del Sendero, el discípulo queda perplejo ante un nuevo aforismo: “Como gota de agua, en un inmenso mar, el alma para vivir la hora eterna, ha de sumergirse en el mar del olvido”.
La Ley de Predestinación Consecutiva lleva al ser a nacer dentro del círculo de la ronda y raza a que pertenece y dotado de ciertas cualidades y deficiencias, características de las mismas.