La meditación se refiere a los efectos sensitivos del alma.
La meditación es un discurso imaginativo; es útil porque pone en juego todas las fuerzas mentales del ser, orientándolas hacia el logro de la sensación deseada.
La meditación es un acto afectivo del alma y por esto tiene una modalidad mecánica determinada, porque cada ser realiza a Dios según su idiosincrasia interior. Pero el ejercicio de la meditación, si bien poco aporta a la meditación en sí, hace que la mente adquiera un hábito determinado que facilita y predispone a la meditación.
La época actual posee tanta fuerza colectivista que el hombre se encuentra obligado a vivir los pensamientos y las acciones de las costumbres sociales, de manera que le es muy difícil oponerse a las ideas masivas de la mayoría.