El ser, para llegar a la liberación, ha de evolucionar a través de numerosas reencarnaciones.
Si bien es cierto que el hombre no recuerda sus existencias pasadas, conserva sin embargo la experiencia de los caminos recorridos.
En los planos superiores las almas gozan de una límpida y libre atmósfera espiritual. Nada penetra hasta estas elevadísimas regiones donde los seres brillan como rutilantes estrellas.
Pero, cuando los seres de mayor adelanto espiritual han agotado el caudal espiritual que los hizo morar en el primer plano del mundo Astral, un vago deseo de acción empieza a detener el rodar maravilloso de sus luces.
El Espíritu se manifiesta en el Universo mediante la Vida.
El hombre es el prototipo de Vida sobre la Tierra.
La Vida es siempre Mente, Energía y Materia. Esta Ley puede observarse tanto en el Macrocosmos como en el Microcosmos, en el hombre como en el átomo.
El funcionamiento del organismo humano depende de la armonía de los diversos grupos atómicos entre sí.
Los elementos para la formación y organización de los grupos atómicos ponderables son extraídos del Éter Cósmico, mediante los alimentos.
El organismo, en su origen, presenta la forma celular.
Las células humanas, originariamente, no tienen una formación espontánea, sino evolutiva, desde la unión de átomos de materia sutil, hasta la formación de la célula corriente.
La sangre es un tejido de substancias intercelulares líquidas, con células blancas y rojas, que está contenido en los vasos sanguíneos.
La sangre, a través de su recorrido por diversos órdenes de canales, pasa por dos sistemas capilares: el de los pulmones y el de los otros órganos en general.
Los tejidos se dividen en tres categorías: los epiteliales superficiales, los epiteliales profundos y los conectivos.
Los tejidos epiteliales superficiales se renuevan totalmente y se eliminan con rapidez; las nuevas células substituyen y empujan a las viejas, que se desprenden del organismo.
La sangre es el centro de todos los fenómenos de la nutrición.
Todos los elementos constituidos por los átomos ponderables, dinámicos e imponderables, son absorbidos por la sangre, la que los asimila, elabora, sutiliza y expele.
La cavidad pelviana es el fondo ciego que cierra la parte inferior del tronco; está constituida por una cintura esquelética, formada por la columna sacrocoxígea y los huesos ilíacos.
En el hombre contiene los cólones, la vejiga, la porción pelviana de la uretra, las vesículas seminales, los conductos deferentes, la próstata, el plexo sacro y sus nervios; en la mujer contiene, además de los cólones, la vejiga, parte de la uretra y el plexo sacro, los ovarios, las trompas, el útero y la porción superior de la vagina.
El abdomen es una región del tronco interpuesta entre el tórax y la cavidad pelviana.
Superficialmente, el abdomen se divide en seis partes:
El epigastrio. El mesogastrio. El hipogastrio. Los hipocondrios, derecho e izquierdo.