La lectura, como práctica para aplicarla a la oratoria y también por sí misma, es importante.
La parte técnica del arte de leer versa sobre dos objetos: la voz y la pronunciación, los sonidos y las palabras.
Podríase inferir, no sin acierto, que la elocuencia es hija de la poesía. Aún no había oradores, en lo que se entiende la oratoria como arte de persuadir, razonar y debatir, cuando Homero había cantado su inmortal Ilíada.
La predicación (pro aperto dícere) es aquella legítima dispensación de la palabra de Dios. Entiéndese, además, como la transmisión oral de una doctrina a través de sus autorizados ministros. El cuerpo de la doctrina es formulado entonces por medio de reglas, preceptos, principios que su agente religioso transmitirá íntegra y fielmente; y en ésta fundará, acrecentará y conservará la revelación de la que la palabra es vínculo en la mística de la predicación.
“El pueblo de Florencia no parece ignorante ni grosero; sin embargo fue persuadido por fray Jerónimo Savonarola de que hablaba con Dios. Y no quiero juzgar si era verdad o no porque de tal hombre se debe hablar con reverencia; pero yo digo bien que muchísimos lo creyeron sin haber visto cosa alguna extraordinaria para hacerles creer así: porque su vida, la doctrina y el tema que desarrollaba eran suficientes para que se le prestase confianza”, dice Maquiavelo en sus “Discorsi”, refiriéndose al profeta de la muerte de Lorenzo de Médicis y del papa Inocencio y de la llegada del nuevo Ciro a las tierras de Italia.
Cuando se habla de Teología, por lo general, los hombres piensan de inmediato en iglesia, en religión y más de una vez se escuchan comentarios que, evidente fruto de la ignorancia, rodean esa palabra y lo que ella significa con un nimbo de algo un tanto remoto y oscuro; como algo alejado de la vida humana; reducto exclusivo de un grupo de seres, los “teólogos”, cuyas actividades aparecen a la vista de los hombres como algo un tanto incomprensible.
La Teología es una ciencia eminentemente racional que intenta conocer a Dios.
En la realización de este intento le quedan al hombre dos posibilidades.
La primera es discurrir sobre Dios y conocerlo exclusivamente mediante el empleo de la razón pura.
El pensamiento humano adopta muchas formas y aspectos, aún en el campo trascendental. Mas hay formas y normas similares en todas ellas, como por ejemplo la cuestión de si la teología es una ciencia necesaria y existente realmente.
Siendo la Teología una actividad esencialmente racional tiene que tener como ciencia por excelencia que es, bases de donde partir, donde apoyarse y métodos característicos en concordancia con sus objetivos.
Los postulados fundamentales de la Teología basados sobre los conceptos de la Revelación y sobre los cuales eleva su magnífica estructura racional son los siguientes:
La Teología es la Única Verdad.
Para conocer una cosa, un objeto, una disciplina, se comienza siempre por conocer sus cualidades o propiedades.
Véase, pues, cuales son las propiedades de la Teología.
Estas propiedades son esencialmente de dos aspectos: las absolutas, privativas, que convienen a la teología en sí misma; y las relativas que la complementan y competen en especial con respecto a las ciencias humanas en general.