Chung-Ku, el centro de la tierra, el lugar inconmovible, que del todo no arrancaron las aguas de los cismas continentales, guardó como una reliquia un puñado de hombres lemures, que se amoldaron al clima de los nuevos continentes, vencidos y dominados por los negros Atlantes e instruidos al mismo tiempo por ellos.
Los orígenes de la civilización de China (Chun-Chin) se pierden entre las brumas de los tiempos védicos, pues Vedas fueron las tribus que se asentaron sobre el peñón de Chung-Yang, venciendo a sus primitivos habitantes, asimilándose y aclimatándose con ellos.