Hay almas que ponen un empeño particular en la práctica de sus ejercicios de meditación y, sin embargo, no obtienen resultados evidentes de este esfuerzo. Sucede que saben meditar bien, pero sólo eso.
La desviación más común de la ascética es transformarse de medio en fin.
Indudablemente nadie toma la ascética como un fin en sí mismo, pero es muy fácil confundir los resultados contingentes de la ascética con la mística.
Se denomina estados sensibles espirituales a los estados de meditación o contemplación caracterizados por una vivencia emocional intensa, aunque de un orden elevado y espiritual.
Los estados emotivos corrientes en la meditación son activos, de intensos movimientos sensibles.