Curso XLVII - Enseñanza 6: El Maestro te Llama (10/12/1955)

“El Maestro te llama” fueron las palabras de Marta a Magdalena cuando ésta lloraba sobre la tumba de Lázaro. Al Maestro, más que la muerte de Lázaro pareciera que le interesaba saber dónde se encontraba Magdalena. Parece decir: “Alma consagrada, levántate, no llores por cosas humanas”. El Maestro quiere nuestra fe absoluta, nuestra dedicación, que todo nuestro amor sea para Él; para eso la Madre Divina nos ha quitado todas las preocupaciones al darnos su Divino Hijo por Esposo.
El Maestro quiere primero la prueba de la fe y luego obra el milagro de la resurrección; quiere que el alma siempre esté pronta a su llamado, a darle su fe, su dedicación íntegra.
La Magdalena llorando ante la tumba de su hermano simboliza al alma, que en su aspecto humano, vuelve los ojos hacia el mundo y llora con él dejando lo divino.
“Almas consagradas: abrid bien los ojos y con el corazón en las manos estad siempre dispuestas al llamado del Maestro”. El Maestro está aquí y te llama. Él quiere que el alma que ha sido consagrada a Él, todo lo olvide; después hará Él el milagro de la resurrección de Lázaro.
Por más distraídos que estemos, volvamos siempre para arrojarnos a los pies del Divino Amador. El alma debe acercársele, darse, para que Él pueda darle todo su amor y ternura. Él siempre está allí, esperando al alma; no va al alma, sino espera que ella lo ame para acudir. Esto nos habla de la grandeza de su amor, de la belleza de sus sentimientos.
Por eso la nuestra es la más extraordinaria de las vocaciones. De entre toda la Humanidad hemos sido escogidas unas pocas para que, libres de preocupaciones del mundo, llevemos una vida toda dedicada al culto del amor hacia el Hijo que la Madre Divina nos ha dado por Esposo.
El Maestro siempre está a nuestro lado.
¿No es el mayor de los milagros? ¿El haber escogido a lo más imperfecto, a lo más humilde para amar? Cuando nuestro amor, el entusiasmo que sentimos ante lo divino es como la flor de un día, pues siempre volvemos a caer y sin embargo Él sigue llamándonos, Él que, como Hijo de la Madre Divina, posee a todos los mundos, el cielo, los ángeles y nos ha elegido a nosotros.
Siempre tengo presente a Santa Teresa de Jesús que sentía casi tangible la presencia del Maestro durante el día, después de la aridez en la oración. Ella dice que aún en las épocas de mayor sequedad y aridez, cuando no podía orar y el Nombre de Dios nada despertaba en ella, sin embargo, sentía una Presencia, que Alguien estaba allí y a veces era tan fuerte que casi podía tocar. Así también el Maestro siempre está allí mirándonos, llamándonos. Cuando el alma es verdaderamente escogida, consagrada, nunca pierde esa Presencia.
Sólo las almas consagradas pueden tener esa Presencia divina a su lado, a través de la atención continua.
Esa presencia nos sume en la humillación de nuestra miseria, de nuestra debilidad, inestabilidad, y al mismo tiempo llena el alma un sentimiento de gozo, ya que de entre todas las bellezas del Universo ha escogido nuestra alma, a nosotros, pobres hombres de tierra, llenos de tinieblas, de sueños, de miserias.
¡Milagro que sólo el amor puede comprender!

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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