Curso XLVII - Enseñanza 24: Las Vocaciones de Comunidad (18/12/1956)

Tsong Kappa dice que los primeros siete años de una Comunidad son los más difíciles, porque son los años en que se forma el espíritu de la Comunidad; en los diez años que siguen se forma el Cuerpo Místico de la Comunidad, pero después de los cincuenta años la Comunidad es inconmovible.
Quiere decir que el principio es la base y las primeras almas han de ser bien formadas porque son el fundamento de todo.
Nuestra Comunidad es como un juego de ajedrez en que cada alma desempeña un papel, pero es necesario que todas reúnan en sí todos los aspectos de la vida de Comunidad.
De las Tablas de Solitarios el Caballero Gran Maestre puede decir que ya están formadas y él podría desentenderse de ellas, pero no puede decir lo mismo de las comunidades que todavía tienen que hacerse. Si tenemos en cuenta el corto tiempo que tienen se puede decir que ya se ha hecho mucho, pero mucho falta por hacer.
En los principios lo más importante es cimentar la vocación y elegir las vocaciones.
Éste es uno de los problemas más grandes y difíciles. Saber cuáles son las almas destinadas para la vida de Comunidad es uno de los misterios más profundos de la Divinidad. Se ha podido ver que muchas almas de gran vuelo, de sacrificio y oración puestas en la vida de Comunidad han fracasado, y otras más sencillas eran verdaderamente llamadas.
Lo importante es saber cuáles son las elegidas. ¿Cómo puede uno decir sí o no a un aspirante? El Caballero Gran Maestre no quiere probarlas y que después si no resultan vuelvan al mundo. Es reticente con respecto a esto, tiene un miedo terrible porque su poca experiencia le ha enseñado que nadie toca este fuego sin quemarse. Nadie pone el pie en el santuario de la Divina Madre sin padecer después una herida tan terrible y profunda que no sabemos si se puede curar. Están heridos de muerte aún a pesar de no haber dado el Voto, sin tener compromiso.
Lo que más hemos de cuidar es no herir. Pero si ellos llenan todos los requisitos para la Ordenación, ¿tenemos que tomarlos? ¿Qué factores nos determinan a hacerlo? Es ésta una responsabilidad de todos. No tenemos ninguna visión para decir si un alma sirve o no. Por lo tanto, hemos de recurrir a la oración y la segunda arma es la paciencia.
Recomendémosle a la Madre estas almas y para que no interfiera nuestra personalidad en el pedido es bueno desconocer hasta el nombre del alma. Hay tantos factores que despiertan una simpatía humana, siempre falsa y contraproducente frente a los misterios de Dios.
Hay que orar impersonalmente. Nuestra arma es la oración. La Madre es la única que puede dar la solución verdadera.
Hablemos de las almas que tienen vocación, pero que cuando están dentro no tienen paz ni fuerza para corresponder a su vocación. ¿Por qué no corresponden? ¿Es culpa de ellas, nuestra, de los Superiores que no saben llevarlas por el verdadero camino? Hemos tenido y tenemos almas que están en este punto.
Descartemos a aquellas almas llevadas por el entusiasmo que confunden la Ordenación creyendo que Ordenación es ser superiores, dar órdenes.
Hablemos de los jóvenes con verdadera vocación. Hemos de observarlos muchísimo, que sus ideas no varíen de un día para otro, que no se dejen aplastar por la tristeza.
Hay que estimularlos para que correspondan. Aunque el alma sea idealista, pero si vemos un verdadero amor a la Divina Madre hemos de ayudarlos, guiarlos para que correspondan. No hemos de probarlos y mandarlos luego al mundo para que vean si se pueden encaminar de otro modo.
Oremos por las vocaciones. Sólo la Madre puede iluminarlos.
Nosotros cuidemos de la Observancia. No sólo renuncia interior sino exterior. La Renuncia interior también la puede practicar el mundo, pero nosotros hemos de ser modelos de ascética y renuncia. Tenemos la gracia de vivir que nadie tiene en el mundo: renunciar.
Imagen de la renuncia viva interna y externamente; esto es lo que nos da la fuerza para atraer a las verdaderas vocaciones. Santa Teresa decía: “Cuando una Comunidad está bien formada las hermanas tibias pasan, pero para formar una Comunidad nueva manden buenas sujetas”. Si somos buenos sujetos las almas que vengan no fracasarán. Los hombres son más débiles, las mujeres se saben imponer más, tienen más espíritu de sacrificio, no son tan sentimentales como los hombres.
Que Dios las ilumine y nos ilumine a nosotros para que las sepamos guiar cuando están con nosotros: darles esa cuchillada y ponerles el corazón de la Divina Madre.
Todos hemos de llorar por los que fracasan porque todos somos responsables frente a la Divina Majestad.
El punto fundamental en nuestra vida de oración es: Yo nada puedo, pero que mi vida, mi espíritu de renuncia sea tan perfecto que nadie se desilusione o pierda su vocación por culpa mía, que yo no le ponga ningún obstáculo con mi falta de observancia.
Las almas sufren cuando van al mundo, porque no han podido encontrar aquí el fruto que buscaban. Si la vocación hubiera sido falsa, hubieran olvidado. Es como el que lee un libro y se olvida. Pero ellas sufren porque éste era su primer amor espiritual y lo han perdido.
Oremos también por las almas de los que han fallecido y padecen. Hay Hijos que no saben lo que se padece en el más allá. Si lo viéramos nos moriríamos de terror. Ellas padecen un infierno en este mundo; no hay peor infierno ni martirio más grande que perder la primera ilusión y más cuando la ilusión es espiritual.
Pidamos por los tiernos jóvenes que tienen el gran fervor de tomar la senda de la Renuncia, que Dios les borre la idea si no son llamados; pero si vienen, que correspondan al Amor Divino y nosotros les enseñemos a corresponder a la gracia que han recibido. Esta gracia es tan inmensa como Dios mismo, por eso no hay voz humana que pueda descubrirla. Y como dice nuestra Divina Madre, un perfecto Ordenado de Comunidad puede transformar el mundo y no hay nadie, ni Gandhi, tan grande como él, que tenga una misión tan extraordinaria.
Oremos. Operen los Superiores cuando es necesario, que no nos venza el respeto humano ni el temor de quedar mal frente a ellos, porque si los hacemos sufrir van a responder.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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