Curso XLVII - Enseñanza 23: Trato dado a los Niños en el Colegio (17/12/1956)

Esta conferencia la dictó el Caballero Gran Maestre basándose en unas observaciones escritas que le hiciera la Señora Amelia a pedido suyo. Tomó aquellas observaciones que se refieren exclusivamente a la educación y trato dado a los niños en el colegio.
El trabajo que ha dado la Divina Madre a esta Comunidad es la educación de los niños. Dice la Señora Amelia que el nombre que hemos tomado de Maestras Integrales es muy hermoso, pero que si no se lo llena en todos los aspectos que ese nombre entraña, mueve a risa.
El colegio desde un principio les ha dado un trato sobre todo maternal a los niños. Nosotros éramos los sirvientes y ellos los dueños de la casa. Así se los educó en tal forma que siempre quedará en ellos el recuerdo de la enseñanza y el amor que recibieron. Esto podía ser mientras eran pocos, pero a medida que han ido aumentando en número hemos podido comprobar que adolecemos de varios defectos. Este año la Divina Madre nos ha puesto en una prueba durísima, tan dura que pasarán otros diez años antes de que podamos borrar sus efectos. Hemos tardado diez años en levantar lo que tenemos de la Obra y ahora hemos de empezar de nuevo. Empezar de nuevo no es fracasar; es lo mejor que le puede ser dado al ser y sobre todo al ser espiritual. La Divina Madre quiere de nosotros un espíritu totalmente nuevo, no de entrega sino de súper-entrega.
Veamos. Las Hijas son excelentes educadoras de los niños, pero cuando tienen pocos, pues al ser puestas a prueba con muchos fracasan, pierden el control y el dominio de los chicos. Esto se comprueba en los patios rotos, en la higiene de los chicos.
Otras escuelas consideradas muy buenas tienen una persona por cada 40 ó 50 niños y los atienden perfectamente, pero nosotros no tenemos más que 10 y fracasamos.
Un factor observado por la Señora Amelia: Las Hijas aman a los niños, pero su amor es más potencial que activo. Aman colectivamente, pero frente al caso individual pierden la paciencia, la orientación, el campo visual y esto va en perjuicio de la dirección individual del niño.
Por ejemplo: falta el aspecto maternal del amor si al caerse un niño, se le pregunta si ha roto algo antes de comprobar si se ha lastimado. Además el aspecto del juego. En nuestro colegio se ha fomentado el juego. Un colegio donde no se juega es una cárcel. Pero según la Señora Amelia en el juego de nuestros niños hay odio, rencor; con tal de ganar se le da una patada a otro.
El Caballero Gran Maestre considera que hay que vigilar al niño, no en el sueño, sino sobre todo cuando se está expandiendo, en el juego, vigilar sus reacciones, orientarlo, reprenderlo.
No hay que ir a vigilarlo con la silla; eso es ir a descansar nosotros y dejar que el niño se desenvuelva solo. No, en el juego hemos de estar al pie del cañón, muy atentos. No podemos descansar pues allí está nuestra labor. Ahora se ha introducido la costumbre del silbato, y esa no es tan efectiva como la vibración de la voz. Es más cómodo, pero el chico necesita jugar dentro de nuestro radio de magnetismo.
Al niño se lo educa con el ejemplo y la palabra. Nuestro ejemplo es de renuncia, pero nuestras palabras no siempre están a la altura del uniforme que llevamos. Muchas veces se les dicen malas palabras a los chicos. Con eso se les cohíbe y poco a poco se transforman en eso que los llamamos.
Todo esto salta a la vista ahora que somos más, por eso al ser más, nuestras responsabilidades son mayores frente a estos niños que la Divina Madre nos ha dado para que eduquemos.
Tenemos que multiplicarnos, desvivirnos en el verdadero sentido de la palabra. No digamos “no puedo”; eso no cuadra a las Hijas de la Divina Madre que todo lo pueden. Hemos de ser como una madre en su hogar: tiene tiempo para todo, el tiempo no existe. Somos Maestras Integrales, es decir, madres, maestras, hermanas, amigas, todo lo que las circunstancias requieran.
Esto lo hemos de meditar bien. Los Hermanos Salesianos tienen como 800 niños y las de la Madre Cabrini son apenas 6 u 8 para atender 800, y se las arreglan muy bien.
Hemos de llegar a esa fuerza integral de las Hijas de la Madre. Decir: “Ella está en mi corazón y adelante”.
El cuerpo es flaco, se cansa, se enferma, pero la Divina Madre está a nuestro lado y de allí sacamos fuerzas para todo.
Todos los Hijos son muy buenos, tienen el verdadero espíritu pero todavía está muy en potencia. Uno tiene una virtud, otro adolece de un defecto. Si uno es observante, le falta sentido común; sabe administrar, pero no tiene espíritu de trabajo. Tiene que aparecer la semilla de lo que el Maestro ha sembrado: saber organizar, administrar, una verdadera Hija de la Madre. Que en este retiro sepamos morir, que todo lo pasado quede en la tierra y volvamos a empezar, desde la Madre, no en parte sino en un todo, en una sola pieza, porque desde Ella todo se puede. Que tengamos verdadero desasimiento, que no estemos siempre pensando que esto lo hago bien o mal, que nos olvidemos de eso y tendremos fuerzas para dirigir a la Nación Argentina, a la UN si fuera necesario. De lo contrario necesitamos toda una vida para hacer algo.
Este año hay que hacer nuevos cambios. Esperemos que sean para bien y que después de las lágrimas recojamos la cosecha con alegría.
Nosotros no podemos tener dificultades pues todo lo hemos dejado. Eso es para el mundo. Nuestras dificultades son sólo de nuestro adelanto espiritual, del alma. No tenemos problemas interiores y esto ha de manifestarse exteriormente en la capacidad para solucionarlo todo.
El Voto de Renuncia es la palanca que puede mover a la Humanidad para salvarse, pero ha de ser una fuerza efectiva y contundente, real, activa y no sólo potencial.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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