Curso XLVII - Enseñanza 1: Doctrina de Cafh
Estuve haciendo estadísticas y se puede decir que todas las religiones tienen más o menos el mismo número de fieles. ¿Cuál es universal, cuál abarca a toda la Humanidad? Ninguna.
Pero si la Providencia ha dispuesto que se adapten según el país, carácter de las personas que lo habitan, clima, si ha permitido que se desarrollaran, quiere decir que estas religiones son mensajeras de la Revelación, que tienen una tradición que se remonta al origen primordial de nuestra raza.
Y si estudiamos profundamente los dogmas y doctrinas de las religiones vemos que concuerdan, que tienen una base fundamental y que las divergencias que existen son siempre los misterios que no se pueden solucionar. ¿Quién ha podido solucionar el misterio de si prima la gracia o el libre albedrío? ¿Si Dios creó el mundo de la nada o lo hizo emanar de sí? ¿Quién puede sabe esto? Ningún ser humano.
Todas las religiones derivan de la verdadera religión universal que es la que dirige nuestra raza desde los principios.
La tradición y la revelación de las religiones son verdaderamente las ideas que le fueron dadas por los Divinos Instructores de la Raza, ha sido la Revelación verdadera que le fue transmitida y la imagen de la Idea Madre, la labor que tenía que desarrollar el ser sobre la tierra y cuáles eran los medios sobrenaturales a su alcance para desarrollarla.
El Hijo de Cafh ha de tener ideas bien definidas. La creencia del Hijo en Dios ha de ser algo fundamental.
Hablo de la creencia de Dios en un sentido trascendente, porque, desde luego, que si dos personas se ponen a un nivel de discusión, y uno dice: “Dios es el todo”, y el otro dice: “Dios es el que creó todas las cosas”, el que cree en un Dios creador, esa es una idea, una ideología. Otros tienen otras ideas y así sucesivamente; pero no vamos al caso.
La verdad de Dios es el conocimiento fundamental, ese conocimiento seguro que existe en el alma de que hay un principio fundamental del Universo. Ahora si este principio fundamental del Universo ha emanado todo de sí mismo, todo el Universo es emanación del mismo. Entonces se puede decir que Dios creó de la nada todas las cosas, porque en sí Dios no tenía más que sustancia y de esa sustancia creó todas las cosas.
Los que creen en un Dios creador dicen que Dios creó de su esencia o de su pensamiento. Todo es lo mismo.
Lo importante es creer en ese Dios trascendente y real, en la existencia de un principio cósmico invisible del cual proceden todas las cosas. Esa es la base fundamental.
Que un Hijo crea que Dios tiene un aspecto o que Dios tiene otro aspecto, o que no tiene aspecto, eso es una cosa que cada uno puede tomar según su inclinación y según la educación que ha recibido; pero la base fundamental permanece intacta.
El hombre ha de reconocer que como ha sido puesto sobre la tierra frente a la Humanidad y frente al Cosmos, con su razón, con su capacidad emocional y comprensiva, no puede abarcar los misterios de Dios en su totalidad y entonces siempre queda ante él el misterio de la gracia y del libre albedrío.
Su mente puede alcanzar hasta un punto con el libre albedrío, pero hay cosas que es imposible que él capte, y si lo hace es a través de un estado súper consciente, la gracia.
Una creencia inmutable, fundamental, es que ningún hombre ha visto a Dios ni ha podido comprender la inmensidad de Dios.
Si ninguno puede comprender esto, entonces, hasta cierto punto, es necesario el auxilio del que ya conoce, de quien ha escalado el Sendero o viene de otro plano que conoce la verdad. Es el misterio del ser divino que viene hacia nosotros. Todas las religiones creen en un ser divino, en una reencarnación, en un Hijo de Dios.
Ésta es una creencia fundamental. El hombre abarca hasta un cierto punto, pero después necesita la ayuda; logra un punto, vuelve a hacer otro pedacito de su sendero espiritual y de su ascensión, solo.
La creencia fundamental e indispensable es la trascendencia divina hasta más allá de todas las cosas. Existen en el mundo las fuerzas del bien y del mal que desaparecen cuando el ser ha alcanzado un estado de superación. En el mundo tiene que luchar con el bien y con el mal.
Algunas religiones han separado el bien y el mal con un corte: la materia es lo malo y el espíritu es lo bueno.
Ese punto de vista se esfuma por sí solo. Reconoce que el bien es la presencia del ser divino en el ser y el mal es su ausencia de nuestra alma.
Cuando se tienen estas verdades fundamentales en las manos es cuando entonces se ve la grandeza de Dios, la pequeñez del ser humano y los medios para alcanzarla.
La vida nuestra, que se distingue de la vida del mundo, nos enseña que el hombre alcanza la liberación a través del Sendero, no a través del sendero dogmático, revelación impuesta, unidad arbitraria, sino a través del esfuerzo místico que lleva al alma a su liberación.
Éste es el nexo de Cafh.
Cafh es un sendero místico y trasciende los cuadros dogmáticos establecidos para realizar a Dios a través de la mística de la Renuncia.
No desconoce el valor de los dogmas, de la Revelación de la Unidad, pero reconoce que sin el esfuerzo místico nadie podrá llegar a una liberación.
Cafh tiene una doctrina universal, quiere decir la que está en todas las religiones; y tiene la doctrina de su experiencia, de sus Hijos.
Muchos confunden una doctrina con otra. Por ejemplo: en ninguna Enseñanza se impone creencias fuera de la creencia de la Divina Encarnación, del Camino Místico de la Renuncia. Después no impone creencias. Yo defiendo la reencarnación, pero en la Enseñanza de Cafh no hay ninguna que refiera y asevere que esa es la Verdad.
Las doctrinas dicen que esto es justo o dicen lo otro, pero Cafh no se define, no se impone una creencia; el alma es libre; hasta que uno no tiene una prueba divina no puede asegurar la verdad.
La reencarnación debe ser cierta, sino no habría nada que probara el Plan Divino. Pero cuándo se efectúa, eso no se puede dilucidar. No hay seguridad de que los seres vienen una sola vez y Cafh no lo afirma. Ningún ser ha venido a afirmar que no existe el regreso del alma a la tierra.
Es necesario que ustedes sepan distinguir la doctrina de Cafh de las doctrinas de otros senderos.
La doctrina inmutable de Cafh se asienta sobre la mística, o sea sobre el esfuerzo del alma para su realización interior.
Es bueno que se lean libros; pero algunos leen libros y afirman lo que el libro dice, quieren hacerse todo un concepto de esa idea sin rechazar o refutar. No sólo eso, sino que cambian nuestros principios porque esa doctrina que ellos exponen no está escrita en los principios fundamentales de Cafh.
Cuántas veces han venido personas y me han dicho: un alma mala puede perderse como alma; eso lo dice la señora Blavatsky. Yo la respeto, pero no creo en eso; jamás creeré que un alma pueda perderse como alma.
También hay otros que afirman que el alma humana en sí no es una participación completa de Dios; quiere decir que el espíritu es indivisible, pero que el alma es algo completamente separado, ilusorio. Cafh no cree eso; Cafh cree que el alma humana es parte del espíritu divino.
Es bueno que tengan conceptos claros y fundamentales de su doctrina, porque no se puede admitir que un Hijo pertenezca a Cafh y no posea las nociones fundamentales de su doctrina. A los del mundo hay que orientarlos.
La doctrina es muy importante, hay que atesorarla en el corazón, meditarla mucho, que sea el tema de las meditaciones, amarla intensamente y hemos de reconocerla como la única que nos puede dar la salvación.
Si reconocemos que ninguna religión es universal hemos de creer que todas, cuando llegan al punto más alto y sublime, son verdaderas. Son esenciales cuando forman almas grandes, quiere decir, cuando desarrollan una mística y la mística es la única y verdadera realización de Dios sobre la tierra.
Ninguna religión nos puede salvar si la realización no viene a través de la mística, que es ayudada por los protectores, por la Santa Madre y por la inmensidad del Principio Cósmico que nos asiste.
Para desarrollar ese concepto les recomiendo que lean buenos libros para que ustedes puedan dilucidar la verdad.
Uno, a veces, se aburre con los libros; hay tantas cosas; pero, por ahí, encuentra la luz de la mística, de la verdad, y basta una frase para darnos la satisfacción de haber leído todo un libro que nos parecía inútil, que no estaba de acuerdo con nuestra forma de pensar.
Muchos esperan la nueva religión. Si así fuera, ésta no sería más que una nueva religión que vendría a sumarse a las otras. La verdadera religión es la sublimación de las religiones, la realización de las almas privilegiadas de todos los sectores del mundo. La verdadera tradición que han alcanzado todos los grandes místicos que lograron la realización.
Lo importante es no encerrarse en un cuadro ideológico y doctrinario; así la mística de la Renunciación nos dará la perfecta liberación.