Curso XXXV - Enseñanza 1: La Marcha del Alma

Se van a transcribir aquí Enseñanzas Simbólicas que una antigua Escuela Esotérica dejó para sus adeptos y que han sido traducidas de un antiguo idioma por algunos amantes de la Sabiduría.
Describe esta Simbología la marcha que emprende el alma humana desde los planos inferiores para alcanzar su libertad espiritual.
Este Camino se divide en siete partes. Los planos inferiores están indicados por el Abismo, el Bosque Tenebroso y el Agitado Lago; mientras que los planos superiores están expresados por los Caminos que llevan a la Cumbre del Monte, el Jardín de las Pruebas y el Templo de Oro, imágenes de los mundos mentales del sentimiento, de la comprensión y del saber.
El Espíritu, o mejor dicho, el Estado Espiritual, está simbolizado por la Sagrada Cumbre, situada más allá de las llamas inextinguibles, o sea, más allá de todo estado mental; Cumbre Sagrada que guarda la Tumba de la Divina Madre.
El alma humana está descrita, en su evolución ascendente, en tres tipos de hombres que tienen aspectos distintos y que, sin embargo, son uno solo; pues el hombre cambia continuamente de un estado a otro, siendo fundamentalmente el mismo ser.
El hombre que es arrastrado por la pasión es llamado el Viandante; cuando se hace más seguro de sí mismo y sabe dominar sus instintos es llamado el Peregrino y cuando llega a la libertad espiritual es IHS.
La Madre Divina, que es la manifestación de lo Eterno, está imaginada y descrita en diversos aspectos de mujer, según el grado de manifestación que expresa.
Ella es la Dama Negra o Babel, cuando manifiesta la materia pesada y grosera.
Cuando expresa el sentimiento es llamada Anhunit.
Cuando es dirigida por la razón se transforma en Philo.
Cuando es iluminada por la Mente Superior e intuición, es Beatrix.
Cuando es la expresión pura del Espíritu, es Aeia.
Pero, cuando el Espíritu y la materia han alcanzado la armonía perfecta, es la Divina Madre Dormida: EHS.
Cuando el alma humana siente el llamado a una vida más perfecta, en el momento culminante que decide tomar el Sendero, es retenida por la presión que ejerce sobre ella la naturaleza humana.
La Dama Negra está allí, siempre vigilante y siempre temerosa de perder su presa: es la Gran Enemiga y la Dueña del Umbral y con ella, a brazo partido, tendrá que luchar el Viandante si quiere franquear el centro del Pequeño Anillo dentro del cual ella es Reina y él es súbdito.
Cuando el Viandante quiere abandonar el Pequeño Anillo, la Dama Negra levanta un espantoso torbellino que le ciega y desalienta, quema sus carnes con el azufre de las abrasadoras pasiones y, cual serpiente tentadora, suben terriblemente a la memoria de él, los recuerdos de los pasados placeres y las lamentaciones para que no los abandone.
¿Cómo abandonará el hombre, entonces, el Abismo? ¿Cómo podrá quitar las escorias que le ligan a la tierra, ya que ha llegado a aquella encrucijada en que intuye que algo inmenso y desconocido existe, más allá de los sentidos físicos?
Es la Hora de las horas, y por un decisivo instante las potencias creadoras, latentes en las profundidades del ser, se yerguen como un relámpago alumbrando al alma e indicándole el Camino a recorrer para la conquista Espiritual.
Desde entonces vuelve el Viandante a su estado habitual, pero ya no podrá ser lo que era.
La Luz Divina que por un segundo entrevió, ha dejado un estigma imborrable en su alma anhelosa de progreso. Ya no podrá ambicionar lo que antes tanto codiciaba y huyendo de los bienes mundanales se verá impulsado a seguir adelante por la nueva Senda.
No importa si es dura la Marcha, terrible el Abismo, escarpado el Camino, espeso el Bosque y largo el viaje a la Cumbre. El amor lo guiará, por él cruzará el gran reino de Anhunit, la hermosa, y la razón le servirá de ayuda y de guía, hasta que se transforme el Viandante en Peregrino.
El alma, cuando llega a este punto penetra en la Gruta Profunda, en donde está guardado el Libro de Todos los Tiempos, que encierra el secreto del destino de los hombres y que no ha sido leído jamás por mortal alguno no Iniciado.
El discípulo podrá desentrañar allí su pasado, volver a vivirlo con más consciente realidad y desde allí sumergirse en las aguas puras del Conocimiento. Beatrix misma lo hundirá en las aguas de la Fuente en donde sólo pueden entrar los aspirantes a la Sabiduría. Mas aún no ha terminado la lucha. Ya no es la noche de los sentidos y de la Razón, sino es la oscurísima noche de la Prueba del Espíritu.
¡Dichosos aquellos que, en la hora amarga en la cual están suspendidos en el espacio entre cielo y tierra, saben abandonarse al Sueño Místico en los brazos de la Fe, porque despertarán en el Templo de Oro!
Hasta el último residuo personal ha de inmolar el Peregrino, en Suprema Renunciación, para ser digno de la Madre Divina.
Antes de identificarse indestructiblemente con Ella, ha de sacrificar hasta la misma idea de su distinción como ser y muerto todo, renunciando a los frutos de la misma Sabiduría, ha de encontrarse con su Bienamada Esposa.
Después de estos Supremos Desposorios, el Peregrino, transformado en Dios, vive en lo Eterno y es IHS.
La Madre Divina e IHS son Uno.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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