Curso XXXIV - Enseñanza 10: El Vedanta
Entre los sistemas que siguen en líneas generales el pensamiento de la teología de la existencia, cabe destacar principalmente el Vedanta en Oriente, mientras que en Occidente ha reaparecido también hace años, centralizándose especialmente ahora en el llamado existencialismo de J. P. Sartre.
Por su antigüedad, perfecta estructuración y amplia aceptación y difusión en la India actual merece especial atención el sistema Vedanta.
El sistema Vedanta, cuyo nombre deriva de “el último Veda”, se basa especialmente sobre la última parte de los Vedas, los Upanishads. Se dice que su origen se pierde en la antigüedad y su formulación se atribuye al legendario instructor Vyasa, mientras otros consideran como padre del sistema a Badarayana, lo que de todos modos significaría que es anterior al Budismo.
El Vedanta, en extremo tolerante, reconoce toda la primera parte de los Vedas y la acepta, pero su tema principal es el estudio de los Upanishads, que se refieren en especial a todo lo concerniente al Absoluto o Brahman y a su manifestación fenoménica.
El sistema es esencialmente racional y no se funda para nada en la fe, con lo cual satisface a todos aquellos espíritus de inclinación científica que buscan su liberación a través del estudio sistemático y científico del mundo fenomenal y múltiple, en relación al Uno.
Dicho aspecto lo ha vuelto sumamente amplio y universal adaptándose a las necesidades particulares momentáneas de cada individuo.
Fundamentalmente sostiene que hay una sola y única Realidad. Todo lo demás es ilusorio.
Una formulación tan amplia lógicamente se adapta, como se ve, para aceptar cualquier doctrina, pues en cualquiera se descubre siempre algo de verdad, afirmándose luego sin embargo que nada es verdadero, salvo la única Realidad.
Como es sabido las doctrinas de la existencia sostienen la idea de que el universo y las almas individuales surgen como una emanación del Absoluto Brahman, no aclarándose sin embargo mayormente el cómo.
Los Vedantinos, llevando al extremo su concepto idealista afirman la única Realidad, siendo entonces todo lo demás ilusorio o una manifestación del Uno como múltiple, pero sin efectiva y real división.
El universo ilusorio proviene de la ignorancia provocada por Maya o ilusoria apariencia. Entonces ya no existe una manifestación, sino sólo un reflejo o apariencia pues nada fuera de la única Realidad existe.
Entre las diversas escuelas vedantinas se destaca la Advaita como la más importante.
Ha sido resumido su pensamiento en las siguientes palabras: “Brahman es verdadero; el mundo es falso; el alma es Brahman y no otra cosa.”
Como se ve, el pensamiento se ha vuelto aún más audaz y ya no son los espíritus individuales los que pierden su identidad y libertad formando un ilusorio universo, sino que en la Advaita el mismo Brahman queda envuelto por Maya. Se afirma que Brahman “imaginándose” separado en infinitos espíritus constituye un ilusorio universo que lo encadena. El Infinito se sume en una “ensoñación” del mundo fenomenal y se imagina ser infinito espíritu en vez del único Ser.
Como se ve, toda la manifestación resulta entonces una ilusión.
Brahman, Dios, es la única Realidad, indivisible, inmutable, único; todo el universo fenomenal es una ficción, una ilusión resultante de la ensoñación de Dios, que se manifiesta como la ilusión de la separatividad, del universo sensorio.
Las almas resultan también ilusiones de la mente de Dios, el cual al verse reflejado al infinito en la engañosa Maya se imagina múltiple y se contempla con los innumerables ojos de los reflejos de sí mismo.
Las almas individuales no dejan entonces de ser nunca Brahman, aunque mientras no se liberen del mundo fenoménico persisten en su error de que son sólo un ilusorio reflejo o semejanza de Brahman.
La combinación de los ficticios reflejos constituye entonces la manifestación de Brahman, el cual se identifica con las innumerables formas y personajes que existen sólo en su propia imaginación.
Las almas individuales, como se nos aparentan, sólo pueden escapar del mundo fenoménico y de lo ilusorio de Maya por el reconocimiento de su identidad con Brahman.
Sólo por el verdadero conocimiento, es decir, reconocimiento, puede el alma libertarse, hallar y recobrar la conciencia de su verdadero ser.
Los advaitas no coinciden totalmente con la doctrina general respecto al concepto de Brahman, absoluta Esencia y Sustancia.
Para ellos significa sobre todo Absoluta Existencia, absoluto conocimiento, absoluta Felicidad, plenitud máxima.
En cuanto al concepto de Maya, no debe interpretarse como la ilusión o ignorancia de las almas individuales. Aparece, aunque sea imposible explicar cómo, al comenzar la actividad creadora y se la describe como la sombra de Brahman, la cual desaparece al cesar el ciclo.
Siendo producida por Brahman se aparece como real, aunque no lo es en sí, por cuyo motivo los advaitas ven en Maya la causa material del universo fenoménico. Maya no es realmente “algo” sino sólo la cobertura de algo.
El universo fenoménico no se reduce a la nada como en la doctrina de la no existencia, sino que es la ilusoria apariencia de una subyacente realidad, por cuyo motivo a los fines prácticos de la vida lo consideran real aunque se sepa que es sólo una apariencia esencialmente ilusoria.
Con esta doctrina queda abierto al hombre un amplísimo campo de actividad ya sea en el ámbito objetivo como en el subjetivo. Elimina toda negatividad e incita al hombre a una actividad y superación de esfuerzos constantes.
Pero dentro de esa actividad de la vida mantiene constantemente en alto el estandarte de sus postulados idealistas, ya que al recordar a los hombres que sólo “Brahman es verdadero y el mundo es falso” mantiene siempre vivo el concepto del esencial origen divino del alma.