Curso XXXIII - Enseñanza 11: Higiene Verbal
Además de las recomendaciones del Método y aquellas tan breves y valiosas de “Reserva”, se recapitulará elementos, motivos, tipos de higiene de la palabra.
Amplitud del vocabulario. Método: Buscar sinónimos y antónimos de cada palabra, a fin de notar los diversos matices y acepciones en las cuales puede ser empleado cualquier sustantivo o calificativo.
Dada una palabra cualquiera, buscar las ideas susceptibles de ser asociadas. Para ello se necesitan dos obras de consulta: un diccionario común y otro de ideas afines sugeridas por la palabra. También es recomendable frecuentar un diccionario etimológico.
Para lograr también cierta elasticidad en el lenguaje es conveniente no sólo inquirir el nombre expresivo de cada objeto que se perciba, sino también los diversos calificativos referentes a los distintos estados y manifestaciones de tales objetos.
El auto análisis es muy importante respecto al empleo exacto de las palabras. Se deberá prestar especial atención a las palabras y a las frases que motivaron un equívoco, que permitieron interpretaciones erróneas, no conformes con el pensamiento o que parecieron causar irritación. En el primer caso faltó exactitud y en el segundo, mesura.
Ejercicios de redacción: Asimilar pausadamente el texto de un cuento o capítulo de novela, sin recordar sus palabras. Luego, cerrado el libro, reproducirlo con lo que la memoria haya registrado. Comparar luego ambos trabajos y estudiar atentamente cada uno de los vocablos.
Con la ayuda de un texto a la vista reconstruir el relato mediante palabras totalmente distintas a las empleadas por el autor.
Transcribir un diálogo de una obra teatral, preferiblemente clásica o contemporánea, alterando todas las palabras, pero conservando cada personaje su carácter, que se habrá establecido de antemano.
Redactar una lista de cien palabras, formando frases donde figuren éstas; luego asociar las palabras por su configuración, sentido figurado y lógica, respectivamente. Leer un cuento y luego hacer la más apretada síntesis del mismo (trabajo de fichero).
Dicción: Es necesario mejorar continuamente la dicción. Para llegar al control reflexivo sobre todo cuanto se dice debe comenzarse por someter a la voluntad todas las expresiones verbales.
También es preciso vigilar y tratar de reprimir toda tendencia a pronunciar palabras automáticas, es decir, aquellas a que se está propenso a manifestar espontáneamente cuando uno se deja llevar por los impulsos.
Se desterrarán, entonces, las exclamaciones, el uso de pequeñas fórmulas que estén de moda y que se está inclinado a repetir sin motivo y contener todo aflujo verbal que sea la consecuencia de un sacudimiento de la imaginación o de una emoción.
Será preciso asimismo no dejarse arrastrar jamás a hablar y poner mucho cuidado en no decir más de lo necesario. Si se trata de una persona muy voluble no dejarse llevar por la extrema rapidez de su conversación a precipitar la propia; con cualquiera sea se tomará el tiempo necesario para hablar con calma y tranquilidad, sin alzar nunca la voz ni reaccionar impulsivamente a las palabras de excesos que otro ser dirija.
Se desterrarán también las voces regionalistas, el tono, barbarismos. Todo ello es una cuestión de atención y de voluntad en aras de la corrección expresiva idiomática. La reflexiva y voluntariosa abstención de hablar con acento regional y en vencer los vicios de pronunciación motivados generalmente por hábitos particulares contraídos en la niñez o a una conformación bucopaladial particular, conducen en poco tiempo a esta perfecta dicción.
También se facilitará notablemente este autocontrol al evitar todo aquello que pueda desordenar los automatismos: los alimentos de trepidación (un régimen de carne en exceso, alcohol, azúcar o sal en demasía), la cercanía de personas agitadas e iracundas, las discusiones inútiles, los excitantes (café, té, tabaco). Especialmente es recomendable no pronunciar frase alguna que llegue por sí sola a los labios sin haberla controlado. Asimismo, antes de hablar es bueno esforzarse pensando el efecto probable de las palabras.