Curso XXXI - Enseñanza 9: La Divinidad Creadora
Los Maestros de Teología han dividido el concepto de la Creación en dos grandes teorías, pues unos enseñan que el Universo Creado coexiste con Dios y es eterno como Dios; y otros enseñan que el Universo fue creado por Dios, no desde la Eternidad, sino in tempus, dentro del tiempo.
Dios no ha creado el Universo ab aeterno porque la Creación implica siempre, en sí, un principio y, como de lo Inmanifestado no se puede conocer nada, la existencia del Universo, ab aeterno, es imposible.
Una creación existente ab aeterno estaría en contraposición con el concepto de lo Inmanifestado que no es ni creado ni increado.
La Creación tampoco es determinada por un factor de tiempo antojadizo, porque tal concepto admitiría una irreflexión en la Creación; además sería algo distinto a Dios, desunido de Dios.
Entonces: la Creación es eterna considerada como manifestación; el Dios Incognoscible tiene, en Sí, potencialmente, todos los factores determinantes de la Creación. Ésta es eterna, entonces, potencialmente.
Pero, como expresión de Dios, no es eterna, sino está adentro de un lapso de duración: empieza y termina; como un inmenso haz de luz sale del seno de Dios y es restituido al seno de Dios.
La Creación Divina del Universo es potencialmente eterna; está dentro de Dios Incognoscible, y está activamente hecha en un tiempo determinado, por Dios Cognoscible.
Ahora, ¿Dios hizo el Universo de la Nada o Dios emanó de Sí, con su misma Substancia Divina, este Universo?
Dios no puede haber tomado de Sí Su Misma Substancia para hacer el Universo, porque su Substancia, eternamente simple, no admite compuestos, ni tampoco puede haber hecho el Universo de la Nada, pues esta Nada admitiría un estado a priori existente y completamente distinto de Dios. Las palabras ex nihilo según el concepto aristotélico expresan el inmenso vacío de Dios o su estado potencial y sólo así puede explicarse esta eterna verdad teológica revelada.
Dios hizo el Universo de Su Nada, de lo que la mente humana no puede comprender, de aquel estado incognoscible que ella no puede alcanzar, y con eso, creó un algo eternamente libre, anteriormente increado, genialmente nuevo y absolutamente único.
La Creación Divina es libre, porque está hecha con compuestos derivantes de Dios que es la Divina Simplicidad.
Es nueva, porque nunca ha preexistido.
Es única, porque únicamente Aquél, que posee en Sí el conocimiento integral de lo existente, puede expresarlo, pero al mismo tiempo no es Él mismo, no es su Emanación misma, sino algo distinto analógicamente expresado.
Para definir: Dios creó el Universo potencialmente ab aeterno, pero en el tiempo establecido por la Divina Ley. Lo creó desde el Inmenso Vacío Potencial de Sí mismo, con Su Misma Substancia Diferenciada.
Periódicamente, Dios, a través de Su Manifestación, crea el Universo; pero este Universo es siempre otro. Nunca Dios crea lo mismo, ni nunca todo lo que fue creado deja, ni ha dejado jamás de existir.
Ab aeterno erat, in tempore fecit, ex nihilo omnia fecit. “Existía desde la eternidad, lo hizo en el tiempo, y todo lo hizo de la nada”.