Curso XXXI - Enseñanza 16: El Ired de Hes
El movimiento universal se llama Ired.
Es la Ley única: como un punto cero en el inmenso espacio.
Todas las leyes dependen de él y convergen en él.
Es necesario un ejemplo: Si se sopla un globo y se llena de aire, y se vuelve a soplar con más o menos fuerza, el nuevo aire introducido hace presión sobre el aire anterior y esta presión modifica la forma del aire dentro del globo comprimiéndolo o expansionándolo.
En el cosmos, el aire sobre el aire, es el Espíritu accionando sobre la Materia.
El aire que ha expulsado del pulmón divino circunscribe el límite del Universo y este grande y primer movimiento que limita la Conciencia del Cosmos es el Ired.
Ahora el aire, sustancia del Universo, vive su propia vida y establece sus propias leyes.
El Ired se mueve en sí.
La sustancia cósmica comprime la sustancia cósmica y por este movimiento de conciencia cósmica empieza la involución.
Una vez que esto se efectúa, ¿quién puede detener a la fuerza motriz del Ired? Se mueve y se mueve vertiginosamente en todas las direcciones, formando las grandes leyes del azar: matemática divina.
La Conciencia se vuelve infinidades de conciencias. El movimiento rápido busca inmovilidad o movimiento de menor cantidad. Lo grande se abandona vertiginosamente hacia lo pequeño.
Disolución fijadora.
Es como una gran explosión universal.
El globo de aire estalla en una infinidad de partículas vivas, manteniéndose dentro de su propio círculo.
Ahora el gran movimiento único de Ired, hecho movimientos o conciencias, no puede ser considerado ya como tal, sino como voluntades hacia una voluntad única. ¿Cómo se efectúa esta transformación?
La conciencia se vuelve conciencias y el círculo empieza a dar vueltas sobre sí mismo, formando una infinidad de círculos. Esta operación de moverse, de darse vueltas, establece una diferencia entre círculo y círculo: en realidad esta diferencia es la línea que da una base ideal de la transformación cuantitativa del Uno.
Esto constituye los tres movimientos fundamentales del Universo. El Ired más en sí, más de sí.
Dice la Cosmogonía que con tres grandes pasos involucionan y evolucionan los seres divinos.
Ahora este círculo de conciencia, visto a través del punto que se relaciona con las conciencias individuales, no es tal.
Si una de estas conciencias pudiera ver delante de sí, no vería círculos en el espacio, sino vería inmensas rayas que marchan derechas delante de sí, unas tras otras, dispuestas en grandes hileras, sin tocarse nunca.
Esto es lógico, pero no verdadero.
Las almas individuales son grandes rayas que nunca se juntan entre sí, hasta que no puedan verse a sí mismas, desde muy arriba.
La voluntad es voluntad y no habría progreso, quiere decir, evolución ascendente sin ella y sin su punto de vista: raya.
Estas inmensas rayas, no son nada más que la potencialidad sostenida y ejecutora del inmenso círculo que constituye el conjunto.
El movimiento Ired, que es recto en su voluntad persistente y es curvo en su conciencia moldeadora, hace su recorrido por el Universo, oscilando sobre sí mismo para atenuar los impactos de su fuerza dual.
La ley del Ired es una, pero sus leyes derivantes son completamente contradictorias entre sí.
Sus leyes de inversión cuando llegan a un zenit necesitan de leyes completamente contrarias a sí mismas para hacerse reversible y viceversa.
Lo dice también la Cosmogonía.
La involución, evolución y ordenación del Universo tiene dos grandes movimientos de adherencia y resistencia. Y estos, tienen a su vez otros siete: de progresión y de regresión, de atracción y de repulsión, circular, espiral y fijador.