Curso XXXI - Enseñanza 13: La Sagrada Revelación de la Idea Madre de los Arios
La mente imperfecta del hombre necesita una Revelación que le sea dada por una mente superior que lo afirme en la verdad revelada para conocer las leyes divinas, ya que él no tiene bastantes medios intrínsecos a su alcance para conocerla claramente.
¿Cómo se explica al insecto que vive sobre la piel del elefante que no ha habido cataclismo alguno, como seguramente se lo imagina, sino solamente que el elefante se está bañando en el río?
Las Revelaciones conocidas por las Grandes Religiones son los fragmentos de una Gran Revelación Única, dada al hombre en los albores de la Raza Aria, por un Dios-Hombre, poseedor de una mente divina, capaz de transmitir esta verdad indiscutible y fundamental.
Este postulado de una Revelación Única, anterior a toda Revelación conocida, es una verdad que el estudiante tiene que tener presente continuamente si quiere poseer la esencia de la Teología.
Esta verdad se puede probar de las siguientes formas:
El hombre intuye la verdad de la Revelación Única estando en éxtasis, ya que todos los místicos afirman la necesidad del hombre de acercarse a Dios como único logro de felicidad.
Los grandes místicos de todos los tiempos y de todas las sectas, afirman que el goce y la beatitud del alma que alcanza la unión divina los pone en condiciones de recibir la Revelación directamente, a través de un súper sentir intelectual, que les transmite la esencia y a veces aún el texto de la Revelación Única.
El hombre también puede alcanzar el conocimiento de la Revelación Única a través de las deducciones e inducciones de la razón.
Lo prueba la uniformidad fundamental de todas las religiones, de los hechos comprobados de la historia, y de la formación psicológica de los diversos pueblos y razas.
Paleontológicamente es probada la semejanza entre las creencias orientales y las de ciertos pueblos de África, con la creencia de los indios americanos que vivían separados por un inmenso continente. Esta semejanza no es sólo religiosa, sino también etimológica, ya que existe una gran similitud entre esos antiguos idiomas americanos y la de ciertos pueblos de oriente: la similitud etimológica prueba por ende la similitud del desarrollo psicológico.
Se puede probar la uniformidad arcaica de esta Revelación, aún a través del sentir del hombre, como si éste fuera una Revelación Única estampada en la naturaleza misma del hombre que le impulsa a establecer su relación y dependencia con Dios, a través de un incentivo más o menos desarrollado hacia algo bueno y moral, como una necesidad emotiva, mental y hasta física hacia algo poderoso y desconocido.
Una verdadera religión natural del hombre, Única, que afirma un único origen de Revelación Divina dada para él en los albores de la Raza y escrito en su misma naturaleza.
Cafh cree firmemente en esta Revelación Arcaica, y además, asegura que aún puede ser descubierta su afirmación categórica y escrita en alguna parte inexplorada y oculta de la Tierra. No terminará la presente Raza Raíz, sin que sea redescubierta para que todas las Revelaciones que fueron dadas durante el curso de la Raza vuelvan a encontrarse ellas mismas y puedan volver a esa gran unión de almas y de credos, que ha de ser el fin de la Gran Obra Divina sobre la Tierra.
El hombre puede deducir esta Revelación Única y desconocida a través de las Grandes Revelaciones clásicas y tradicionales; pero, si la Revelación es Única y Fundamental, ¿cómo pueden ser verdades las otras Revelaciones, ya que diversas Revelaciones contradictorias entre sí, no pueden ser todas verdaderas?
Las Revelaciones en sí no son falsas, pero son verdaderas únicamente por el fin para el cual fueron dadas; quiere decir relacionadas al tiempo, al lugar y a la necesidad relativa a ellas.
Cafh ha resumido en las palabras escritas sobre la Tumba de Hes, la Revelación Divina de los Arios.
Todas las Grandes Revelaciones Arias nos permiten deducir la Idea Madre, que fue dada por el Gran Iniciado Solar de primera Categoría. Ellas son:
Primera: La necesidad natural y espontánea del hombre de buscar a Dios con sus propios medios, sin tenerlo delante suyo o con posibilidades de verlo, sino sólo auxiliado por Él.
Segunda: La lucha entablada por el hombre entre su naturaleza humana y divina, disponiendo sólo de sus medios racionales y luchando para ganar su liberación.
Tercera: La liberación del hombre, que éste ha de realizar por sí mismo no de golpe, sino por etapas, naciendo, muriendo, reencarnando, pasando por los infiernos, purgatorios y cielos.
Cuarta: La salvación empero, no llegará al hombre por él sólo, a pesar de sus esfuerzos. La mente racional se desarrollará por el constante sufrimiento y esfuerzo en esta Raza, pero la salvación le vendrá de Dios, dándosele al hombre en la imagen de los Grandes Iniciados. Puesto el hombre a las puertas de la salvación por su mente racional, Dios sólo le abrirá las puertas para ponerle en contacto con su mente superior o divina.
Quinta: A través de estas épocas, el hombre será constantemente expuesto y sacudido por la gran ley de pares de opuestos que rige su Raza, y atado a una infinidad de relaciones, consecuencia directa de este continuo oscilar entre el bien y el mal.
Sexta: El hombre fundará toda su existencia sobre este concepto del bien y del mal valiéndose de su mente racional que no tiene más elementos de los que le proporciona su mente animal y de los destellos de su mente intuitiva.
Séptima: El hombre ario entonces, tendrá necesidad inherente de desarrollo moral, de anhelo de mejoramiento, de perfección y de dignificar sus actos.
La Revelación Única puede ser entonces afirmada como una verdad indiscutible, cuando estos postulados sobre-enunciados son de dominio público por la transmisión hecha al mundo por las diversas Revelaciones Religiosas, substancialmente todas semejantes entre sí, si bien aparentemente contradictorias.
Si bien por ahora se ha perdido en el tiempo el origen de esta Gran Revelación Única, Ella ha quedado estampada en el ser humano, en las Razas que se han sucedido, en las leyes de todos los pueblos y en los códigos de todas las religiones.
Los Teólogos de Cafh tienen entonces una Revelación Única no conocida objetivamente, sino conocida por ellos subjetivamente que encierra la verdad revelada por Dios y dada como Idea Madre a todas las Razas Arias.