Curso XXXI - Enseñanza 1: La Revelación
Por Revelación se entiende las Escrituras Ortodoxas de las grandes tradiciones fundamentales.
Las grandes tradiciones fundamentales son aquéllas que transmiten las Enseñanzas de las Razas Raíces.
Para que la Enseñanza sea Escritura Ortodoxa, tiene que basarse sobre la antigüedad y la afirmación.
Las Escrituras Ortodoxas registran las Grandes Enseñanzas y las transmiten a la posteridad. Toda enseñanza ulterior es heterodoxa.
El origen de la Revelación es verdaderamente divino, no humano, ya que se remonta al tiempo de la aparición de la Raza Raíz.
Es temerario pretender conocer en qué tiempo fueron dictadas estas Enseñanzas; los estudiosos que discurren sobre ellas pueden dar muestras de gran erudición, pero no basadas en el fundamento de la verdadera sabiduría.
Tampoco puede decirse quién fue el autor o canal que transmitió estas Enseñanzas, pues perteneció a un ciclo anterior al actual, en que los seres eran distintos, no sólo ética y fisiológicamente, sino también energéticamente.
Si se considera la Revelación desde este punto de vista, la cronología tiene muy poca importancia. Además, ella, para ser tal, debe tener dos etapas fundamentales: la oral y la escrita.
Los Iniciados Solares recibieron la Idea Madre directamente de Dios y la transmitieron oralmente.
Otros Iniciados, en tiempos posteriores, la afirmaron y le dieron forma escrita.
La Revelación es perpetua.
Es perpetuo todo lo que tiene un valor real durante un ciclo completo de desarrollo de la Humanidad, o Raza Raíz. Es perpetuo, porque la Enseñanza está constituida por la Idea Madre, alrededor de la cual se desarrolla toda la Raza.
La Revelación es infalible.
Es infalible porque la eminencia de Dios, dentro de la Gran Ley de Predestinación Universal, analógicamente establece una Ley de Predestinación Racial Cíclica.
La Revelación es el único exponente de la Doctrina, porque conociendo Dios el campo magnético cíclico racial, dentro del cual el hombre podrá desenvolverse, le indica los diversos medios para completar su Ley de Posibilidad.
Las Escrituras Ortodoxas son Divinas, sagradas, no humanas, perpetuas, infalibles y únicos exponentes de la Doctrina.
Ellas son el conocimiento por excelencia de las grandes tradiciones fundamentales y, al mismo tiempo, son el origen de todas las ramas derivadas.
Ejemplo luminoso de las Escrituras Ortodoxas son los Vedas.
El Concilio Tridentino, que reconoció como tales las Enseñanzas Ortodoxas contenidas en la Biblia, dice muy claramente:
“Unus Deus sit auctor, nec non traditione ipsas, tum ad fidem, tum ad mores pertinentes, tanquam vel oretemus a Christo, vel a Spiritu Sancto dictatas, et continua successiones in Ecclesia catholica conservatas”.
“Sólo Dios es el autor, y también las tradiciones mismas, ora según la fe, ora según las costumbres pertinentes, así como creemos que fueron dictadas por Cristo o por el Espíritu Santo, o por la sucesión continua de la Iglesia Católica”.