Curso XXX - Enseñanza 11: Filosofía Mesiánica
El filósofo deísta se pregunta: Si yo soy hijo de Dios, engendrado por Él, ¿por qué no he de poder ser Dios?
La mente humana, después de dedicarse a la especulación a que es tan afecta, se resiste a la idea final de que nunca será Dios, sino será, solamente, semejante a Dios.
La filosofía del No Ser, hace que el alma se estremezca de placer al concebir la grandiosa e incomprensible idea de la Unión Absoluta; pero, la filosofía deísta traza un círculo sobre el cual está escrito: no pasarás.
Los filósofos idólatras comparan con Dios a los seres perfectísimos, propiciadores y redentores; mas, los deístas afirman que éstos no son sino demonios, remedos de Dios; entonces la mente del hombre jamás llegará a romper los lazos de la relatividad ni jamás podrá abarcar toda la inmensidad y omnipotencia de la Mente Divina.
El hombre nunca puede llegar a ser Dios, ni nadie puede ser semejante a Dios, nunca, nunca. Sólo gozará de los efluvios de Dios, de la influencia de la Mente Divina. Entonces la hábil mente humana, que no se resigna a ser derrotada, forja la idea de un redentor.
El redentor es Dios adaptado a la mente humana. Esta no será semejante a la Mente Divina, ni llegará a ser Dios, sino, Dios mismo limitará su Mente Divina a una relativa y parcial mente humana: Dios mismo se hará hombre.
La filosofía deísta, tomada en forma escueta, es peligrosa y puede tentar la mente humana a que se haga semejante a Dios; por eso, para sostenerse, se afirma sobre el concepto de una Mente Divina humanizada.
Hermes-Thot y Osiris son imágenes de la doctrina en el antiguo Egipto.
El judaísmo mismo no pudo sostenerse por largo tiempo en la idea escueta que le impusiera Moisés; ya durante el destierro en Babilonia necesitó una amplificación del pensamiento humano y empieza a cantar y añorar la llegada de un Mesías, de un Libertador, de un Ser Divino encarnado sobre la tierra.
Esta hermosa filosofía es heredada por los cristianos ya que la religión cristiana se basa en el concepto del Dios Hombre.
Todos los seres humanos por Él pueden ser redimidos; si no pueden hacerse semejantes a Dios, como Dioses, pueden hacerse semejantes a Dios a través de Cristo.
La influencia neoplatónica que tanto influyó en la filosofía del Cristianismo en los primeros siglos de la Iglesia, fue el mayor peligro del mismo y provocó el arrianismo. Si Cristo no es el Padre, sino únicamente semejante al Padre, entonces, no es Dios, sino es semejante a Dios. Y entonces dan por tierra las posibilidades de que la mente humana se transforme en la Mente Divina por un Mediador.
La idea católica afirma la Unidad indisoluble entre las tres personas de la Santísima Trinidad, y hace al Hijo consubstancial con el Padre, afirmando la fe sobre la idea inquebrantable de que por la Redención, el hombre será unido indisolublemente con Cristo, y por Él será unido también con Dios, porque Cristo es Dios mismo.
La vibración mental contenida en el cerebro es relativa, pero presiente más y más; la mente humana quiere ser Dios.
Siempre se forma el concepto superconsciente de que algún día se poseerá la totalidad de la Idea.