Curso XXVII - Enseñanza 7: Los Magos Caldeos

Como dos inmensos ríos que se encuentran y se juntan, la antigua religión Divina de los Atlantes y la nueva religión de los Vedas se juntaron y florecieron en la naciente raza Aria.
Ya se ha visto cómo los Arios abandonaron las mesetas y estepas del Asia septentrional, emigrando en grandes caravanas hacia el Sud.
Al nordeste de África se extendía una tierra inhospitalaria y casi inhabitada limitada por los mares Negro, Mediterráneo, Caspio, el Océano Indico y las montañas del Cáucaso.
Como inmensa masa de sal, la finísima arena del desierto era la única dueña del territorio; pero en el linde oriental de este desierto, se estableció la nueva raza que fue después conocida con el nombre de Meda.
Dos grandes ríos, el Éufrates y el Tigris, surcaban ese desierto y alivianaron y ayudaron la tarea fundadora de los nuevos habitantes. Habían encontrado allí, los blancos hombres, unas tribus nómades de negros semitas; los destruyeron o dominaron, pero siempre sin fundirse con ellos, aprendieron de estos descendientes de Atlantes, la historia de su Divina Religión y de sus grandezas perdidas.
Más adelante, la historia de la destrucción de la Atlántida será escrita en los anales caldeos con la leyenda del “Dios Belo”. Por la maldad de los hombres, Dios decide destruirlos y encarga a Xisutros que construya un arca y guarde en ella a todo ser bueno y que navegue hacia la tierra de Nicir, tierra prometida de salvación.
Los Hebreos copiaron de allí el relato bíblico del diluvio universal.
El Titán y el Ner, gigantes caldeos, son también vislumbres del conocimiento que tenían de la gigantesca raza Atlante.
La lucha de los primitivos Caldeos contra la rebelde naturaleza e incomodidad del terreno que habitaban y el recuerdo del culto natural de sus antepasados Arios hizo que divinizaran los elementos y fenómenos naturales. Pero el culto más arraigado de este pueblo, que alcanzaría un grado elevadísimo de civilización, es aquel de la existencia de la vida después de la muerte, de la reencarnación y de la influencia de los seres buenos y malos sobre la tierra y los hombres.
Por eso el primitivo Sacerdote Caldeo es el encantador que, con perfecta vocalización, aleja a los espíritus inferiores e invoca la protección de los buenos.
Este estudio profundo de las artes mágicas hace de los sacerdotes e Iniciados caldeos grandes químicos y grandes conocedores del aspecto oculto de la naturaleza. Como aprendieron que toda influencia humana está sujeta a la influencia estelar y sideral fueron astrónomos consumados. Tan cierto es ésto, que los templos caldeos se pueden considerar como grandes observatorios.
Los antiguos templos eran rectangulares y se llamaban Ziggourat, con tres, cuatro o siete pisos sobrepuestos. Estaban construidos sobre grandes cerros artificiales y el piso superior de forma semiesférica, era un perfecto aparato telescópico fundido en plata y oro. Allí estaba la cámara secreta de la Diosa Ishtar, a la cual no podían entrar más que los Grandes Sacerdotes Iniciados o los Iluminados que hubieran logrado la clarividencia mental.
Los pueblos caldeos, que primitivamente se constituyen en clanes para la disciplina de su organización, alcanzaron bien pronto un gran poder y civilización. No poseían piedras ni mármoles como los egipcios, pero supieron escribir su historia sobre inmensas masas de barro que han llegado hasta los días actuales.
También adoraron a un Dios Único, Zi Ana (Dios creador), Zi Kia (el Dios humanizado), el redentor hecho hombre, llamado el Grande y Sublime Pez.
Obsérvese aquí la similitud de Cristo, que trae una religión que tiene por símbolo un pez, como la Encarnación Divina de los Caldeos. Enlil, es el aspecto malo de Dios, rey de los lugares tenebrosos, de los infiernos y del mal.
También conocieron los caldeos el concepto religioso de la Trinidad ya que dignificaron a Anu, Bel y Ea como un Dios solo con tres cabezas.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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