Curso XXVII - Enseñanza 23: Los Jainos

No se puede precisar cuándo se fundó la religión jaina, pues su memoria se pierde en los primeros siglos del Hinduismo, si bien aparece formalmente constituida en los comienzos del Budismo.
Algunos la confundieron con la religión brahmánica y otros la creyeron una rama perdida del Budismo, pero no es ni una cosa ni la otra. Se formó por sí sola basándose en las enseñanzas milenarias de los Vedas.
Se puede decir que la fórmula principal del devoto jaino es: Amar a todos los seres vivientes, respetando a los animales tanto como a los humanos.
Estos nihilistas primitivos no prueban bocado de carne siendo pecado para un jaino ver que se maltrate a un animal sin socorrerlo.
Aún hoy, en la región meridional de la India, donde vive la mayoría de los jainos, se ven numerosas clínicas veterinarias. Ello demuestra un adelanto sobre las instituciones modernas de auxilio a los seres irracionales.
La vida de los jainos es severísima; ninguno de ellos prueba bebida alcohólica ni jamás fuma.
La creencia fundamental de esta religión consiste en una esencia incondicionada y otra manifiesta dirigida por veinticuatro entidades espirituales: los Tirthankaras.
Las leyes de la creación universales, de la moral y de la ética jainas, están afirmadas en los libros sagrados llamados Siddhanta y escritos en lengua tamil, idioma sagrado de ellos.
El alma humana, llamada “jiva” sale del seno purísimo de Dios, desciende a la tierra y es atada, por ignorancia, a los mundos sensibles; únicamente puede desatarse de los lazos materiales mediante la austeridad, la meditación y las buenas obras. Por eso abundan entre los jainos los ascetas de ambos sexos, que renuncian a todas las cosas para dedicarse únicamente a la vida espiritual.
No falta a esta religión el auxilio divino, Edjina, el supremo vencedor, el Ihes de nuestra simbología, imagen de Jesús, que baja periódicamente a la tierra para auxiliar a la Humanidad y ayudarla a libertarse de la prisión de la carne.
Pero la Divina Encarnación más venerada entre los jainos es Mahavira. Este preclaro ser vivió aproximadamente en la época de Gautama el Buda.
Era de noble y rica familia, conoció las comodidades y los placeres de la vida, pero cuando empezó a estudiar los libros sagrados, tomó tanto amor a la sabiduría, que decidió abandonar el mundo apartándose a un desierto.
Se despojó de sus ricos trajes, cambiándolos por el sayal del mendigo y así permaneció doce años en el ejercicio de la austeridad y la meditación.
Empezó entonces su obra entre los hombres. Reunió a los dispersos jainos, les explicó las maravillas de sus doctrinas, los conquistó con la pureza de su vida, dando así un nuevo vigor a su religión.
Recopiló todos los escritos sagrados, los tradujo de la lengua primitiva a la corriente y los puso al alcance de todos.
Actualmente, si bien los jainos no cuentan más que con dos millones de almas y se encuentran únicamente en la India, es ésta una religión conocida y admirada por muchos dada la extremada honorabilidad y pureza de costumbres de sus componentes.
Se ha criticado el exagerado formulismo de los jainos, porque aborrecen el contacto de las cosas impuras a tal extremo, que sólo toman agua hervida y aspiran el aire de lugares contaminados por enfermedades, a través de un lienzo de lino que llevan sobre la boca. ¿Acaso no hacen lo mismo nuestros modernos higienistas?
Mas lo que importa siempre en una religión no son sus formas y ritos externos, sino la esencia de su parte más pura.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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