Curso XXVII - Enseñanza 17: Los Romanos

La Selva Negra estaba habitada por una tribu nómade de Arios primitivos los cuales, atraídos por un clima benigno de las tierras hesperianas, descendieron por el actual Brenner hasta los países vénetos y desde allí se internaron hasta el centro de la antigua Saturnia.
Fundaron allí una floreciente comunidad constituida en clanes viviendo del pastoreo, de la caza y de la pesca.
Su religión era como la de todos los Arios, puramente natural.
Adoraban a los elementos y sus manifestaciones; sus sacerdotes predecían el futuro por el vuelo de los pájaros, por el sonido del viento entre las ramas de los árboles y por la forma de las llamas del fuego sagrado.
De allí surgió el poderoso pueblo de los Racenos que con el correr de los siglos se llamarían Etruscos, pueblo de extraordinaria civilización, como aún lo demuestran hoy los restos de monumentos descubiertos en las excavaciones de aquellas ciudades perdidas.
Pero otros pueblos, de origen Semita, y en particular aquellas tribus que después se llamaron Ligures, invadieron la península itálica destruyendo a sus antiguos moradores e imponiendo sus leyes y religión, de origen egipcio y divino.
Empieza desde entonces el culto a los antepasados y la transformación del héroe y del jefe muerto de la tribu, en Dios.
El origen de los antiguos Romanos es completamente mitológico y está basado en las creencias de todas las antiguas religiones Arias, un dios hecho hombre.
Rea Silvia, sacerdotisa del culto del fuego o solar, se desposa secretamente con el Dios Marte y es madre de Rómulo y Remo. Los dos niños están constituidos por una manifestación humana y divina. Abandonados en el río los recoge un pastor y los amamanta una loba, símbolo éste del descenso de las almas puras a los mundos inferiores, para conquistarlos.
Rómulo, después de haber matado a su hermano, fundó un pueblo de forajidos, que implantaron un reino a fuerza de brazo y de esfuerzo.
Por eso, como los Asirios, su religión se basa en la fuerza, el poder, la guerra, el orden, la ley, el militarismo.
La suprema religión de los Romanos es el valor, la victoria en el combate y el engrandecimiento de su pueblo.
El único Dios, el único sacerdote, es el rey que los gobierna o el dictador o el emperador. No tienen otro dios que aquel orgullo indómito que nunca los detiene ni deja reposar.
El Águila ha de haber sido la primer imagen religiosa de los Romanos, porque como ella, quisieron levantar siempre más alto el vuelo.
Después de hacerse grandes y de extender sus dominios extraordinariamente, con el contacto de los Griegos, que tenían el sentido innato de la religión y de la mitología, eligen dioses.
Nunca tuvieron los Romanos dioses propios, sino raptados y copiados del Olimpo helénico. Júpiter, rey del cielo, es el Zeus de Atenas, Venus es Afrodita, Marte es Ares, Apolo es Febo, Vulcano es Hefaistos, y así sucesivamente.
Pero con el culto y la imitación de los dioses griegos, decayó el concepto del culto familiar, del culto primitivo y fue así socavada la grandeza de Roma.
El pueblo romano fue, en particular, o muy supersticioso o muy escéptico y como era tal su poder y esplendor, atraía hacia sí todos los cultos de las demás religiones existentes.
En el tiempo del imperio eran innumerables las sectas que existían en Roma, a veces con mucho descrédito y empequeñecimiento de los dioses propios y de su culto. Era de esperar, por consiguiente, una reacción como la que ocurrió en el tiempo de los cristianos.
El imperio Romano había tolerado todo y había admitido a todos los dioses en su panteón; pero no podía renunciar a divinizar al hombre que los gobernaba, porque sobre el poder casi divino de los soldados que lo dirigía está el sostén y armazón de todo el imperio. De allí la persecución violenta que se desencadenó en contra de los cristianos que negaban esa divinidad básica del imperio.
Ni en ciencia ni en filosofía fueron ricos los Romanos, porque adaptaban los filósofos Griegos y las ciencias extranjeras, estimando la guerra como supremo interés y único anhelo del hombre.
Se puede dividir el período religioso Romano en tres etapas:

  1. Aquella del culto natural y familiar del pueblo guerrero, que fue la de máximo florecimiento.
  2. El período de adopción de los dioses Griegos que fue de asentamiento del imperio.
  3. El período cristiano, que fue de rápido descenso para el gran imperio de las águilas.
Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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