Curso XXVII - Enseñanza 10: El Sol del Irán

Desde las orillas del Oxus y del Laxartes situadas cerca de la mística meseta de Pamir, descendían los Iranios hacia Bactriana y Nizaya. De esa multitud de nómadas tribus surgieron los imperios Medo y Persa.
Como un sueño han llegado hasta los presentes días los relatos de las grandes ciudades de esas naciones: Ecbatana y Persépolis.
Inútil es discutir sobre el origen Ario de esos pueblos, pues es demasiado visible su parecido en la literatura y en el lenguaje.
El Zend-Avesta es una imagen de los Vedas. El idioma primitivo de ellos es del tipo zenzar y sánscrito y estaba relatado en el Avesta, libro que se perdió completamente, pues el Zend-Avesta no era sino un comentario del texto primitivo (Zend: Comentario).
El concepto religioso de los Persas era natural y divino. Todo emanaba de lo Eterno, el llamado Zervani-Akerena; el Inmanifestado se expresaba en un dios manifiesto: Ormuzd o Ahuramazda. Había también un dios del mal: Ahriman.
El concepto que tenían de la vida no era ni de bien absoluto ni de mal absoluto, porque regía para ellos el más alto sentido de los pares de opuestos. Ormuzd no siempre es el que triunfa, sino periódicamente: existe la edad del bien y la edad del mal. Una cosa contrabalancea la otra. Pero el gran dios de los Persas es Mitra, imagen de la energía cósmica.
Ormuzd, Ahriman y Mitra, forman la Trinidad Sagrada. El bien y el mal pasan, pero la Energía Divina permanece eternamente.
Este concepto de adoración al Sol, hace que la imagen solar brille sobre los palacios y los estandartes de los Persas. Todo el Irán es la ciudad del dios sol.
Como resultado de esta ardiente veneración surge la adoración al fuego.
En esos templos resplandecientes de oro, el fuego es el único símbolo, la única imagen. Por las llamas del altar predicen los sacerdotes el futuro y a través del fuego llega a ellos la voz de los dioses. Moisés recordaría esto cuando Dios le hablaba desde la zarza ardiente.
El Gran Profeta del Irán fue Zaratustra, la Divina Encarnación aparecida hace cuatro mil años para renovar al pueblo Persa decaído. No hay que confundir este profeta con Zoroastro, que fue el Iniciado que trajo a los primitivos Iranios desde Bactriana hasta la meseta del Irán.
Toda la religión persa es cosmogónica y astronómica, en su símbolo y en su forma. El Sol es la morada de las almas bienaventuradas, pero para ascender hasta él, las almas han de pasar por siete puertas, imagen de los planetas, pero también imagen de las etapas iniciáticas que se deben escalar para llegar a la liberación o estado de Iniciado Solar.
Ninguna prueba queda de la gran civilización ni del gran adelanto de los Persas, ya que la historia únicamente conoce algo desde la dinastía de los Sasánidas.
Los persas también tenían en Persépolis una fantástica biblioteca y un museo con ejemplares de los tiempos más remotos de los Arios, que fueron destruidos vandálicamente por los griegos al mando de Alejandro.
Ya la religión Persa ha desaparecido totalmente del Irán, pero en la India existe el Mazdeísmo, que es una imagen de aquella antigua religión, la segunda, después del Hinduismo, que ha llegado hasta nuestros días. Aún hoy, el sacerdote mazdeísta o parsi, enciende sin tocar el fuego sagrado: coloca en alto, sobre dos palos de sándalo la lumbre para que prenda y en algunos templos permanece sin prender este fuego, esperándose, durante años, un rayo del cielo que lo encienda.
Antiguamente los sacerdotes persas, que dominaban perfectamente a los elementales, atraían sobre el altar un rayo del cielo para que lo encendiera.
El culto al fuego desde los Persas y los Arios primitivos adoradores de Agni ha pasado a todas las religiones y cruzará con ellas, este símbolo de lo natural y lo divino, hasta el final de la raza.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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