Curso XXV - Enseñanza 14: Visiones de Manuel Swedenborg

Manuel Swedenborg nació en Estocolmo, Suecia, el 29 de enero de 1688 y falleció en Londres el 29 de Marzo de 1772.
Hijo de un obispo luterano, completó sus estudios en Upsala y en 1709 se trasladó a Inglaterra donde se entregó por entero al estudio científico, mostrando marcada predilección por Newton y sus teorías.
Toda su vida parece indicar que desde su primera niñez fue divinamente inspirado, guiado para la misión que desempeñó en el mundo y hasta físicamente venía preparado desde su nacimiento pues su sistema respiratorio, en los momentos de éxtasis, cesaba casi por completo en lo exterior para continuar respirando internamente en forma silenciosa y en pleno uso de sus facultades mentales y físicas.
Refiere Swedenborg en “Arcana Coelestia” que, los primitivos hombres, tenían una respiración interior, siendo la exterior apenas perceptible, razón por la cual no hablaban tanto con palabras como los de su posteridad y como actualmente se habla, sino como lo hacen los ángeles, es decir, con las ideas del pensamiento, expresadas mediante innumerables modificaciones de las facciones del rostro, especialmente de los labios en los cuales hay innumerables combinaciones de fibras musculares que en el hombre de nuestro tiempo no se hallan desarrolladas.
A los 4 años, su gusto predilecto era hablar con sus padres de religión; y a los 7 años se deleitaba en conversar con ministros de la Iglesia, sosteniendo que el alma de la fe es la caridad y que nadie tiene fe verdadera si no realiza su vida basándose en los divinos preceptos del Decálogo, dados al hombre por Dios para su guía en el camino de la regeneración.
Recibió esmerada educación, mostrando predilección por las ciencias y viajando por Inglaterra, Holanda, Francia y Alemania, dedicado a la preparación de experimentos en el terreno de la física.
Hasta los 56 años, su producción es eminentemente científica y según algunos biógrafos estaba 100 años adelantado con relación a su época.
Es así como proyecta un barco de guerra capaz de navegar con su tripulación bajo las aguas y capaz de causar graves daños a la flota enemiga; un fusil de aire capaz de disparar 60 a 70 tiros sin necesidad de recargar y también un aparato mecánico para volar.
No obstante, en sus estudios científicos predominaba siempre el anhelo de indagar y resolver los problemas espirituales; todos sus esfuerzos se encaminaban hacia un mismo fin sublime: demostrar la existencia de Dios y descubrir la verdadera relación entre el alma y el cuerpo, entre el espíritu y la materia.
Científicamente fracasó en esa búsqueda hasta que, el segundo día de Pascua de 1744, se produjo en él la percepción espiritual, según lo relatado en su diario, de apuntes que minuciosamente registraba, para su uso particular y que fueron publicados un siglo mas tarde.
Dice Swedenborg: “Puesto que el Señor no puede manifestarse en persona, y habiendo sin embargo anunciado que vendrá y establecerá una nueva Iglesia, que es la Nueva Jerusalén, sigue que lo hará por medio de un hombre, que puede, no sólo recibir la doctrina de esta Iglesia con su entendimiento, sino también publicarla por medio de la prensa. Que el Señor se ha manifestado en mí, su siervo, enviándome con ésta misión, y que luego abrió la vista de mi espíritu, introduciéndome en el mundo espiritual y permitiéndome ver los cielos y los infiernos y conversar con ángeles y espíritus continuamente durante muchos años, testifico en verdad, así como que desde el primer día de mi llamamiento no he recibido cosa alguna, perteneciente a la doctrina de esta Iglesia de ángel alguno, sino del Señor sólo, mientras leía el Verbo”.
Esta continua visión le permitió ser instruido mediante ángeles y espíritus de todo cuanto era necesario saber para restablecer las verdades perdidas de la Iglesia y observar la relación universal que por creación existe entre lo espiritual y lo natural, a cuya relación llamó: la Ley de las Correspondencias, cuyas bases son que en la existencia de la creación hay dos dominios: el de lo espiritual y el de lo físico.
Lo espiritual es lo real y lo físico es sólo su símbolo y reflejo. Entre uno y otro hay en todas partes perfecta correspondencia y el sentido real y verdadero de la Naturaleza y la vida natural no se puede concebir hasta que se reconozca esta ley y se familiarice con su uso.
El conocimiento de esta ley, aplicada a su versación sobre el mundo físico y especialmente al cuerpo humano, le permitió interpretar las Sagradas Escrituras por hallarse éstas escritas mediante puras correspondencias, encontrando que así se revelaba el exacto sentido espiritual en el cual está su verdadero alcance, virtud y santidad y mediante el cual el Señor verifica su segunda venida al mundo.
Manuel Swedenborg, que designado por el Rey en un alto cargo en el Real Negociado de Minas, lo renunciara en 1747 para dedicarse por entero a su labor teológica, mantuvo sin embargo su contacto con el mundo, ocupándose de su puesto en el parlamento y destacándose en el estudio de problemas que afectaban la buena marcha de su patria, mencionándose una memoria sobre temas financieros como la más documentada y mejor escrita en la materia. Así como un proyecto sobre Defensa Nacional lo tuvo como iniciador del mismo.
Como científico basta decir que su famosa obra “Opera Philosophica et Mineralia”, presenta una teoría detallada sobre el origen del Universo visible y expone su hipótesis sobre las nebulosas, teoría que fue luego atribuida a Kant y Laplace.
De su clarividencia ha quedado una experiencia notable. En circunstancias en que viajaba hacia Estocolmo debió detenerse en Gotemburgo, ciudad situada a 250 kilómetros de la Capital y, almorzando con las principales personalidades de la localidad, solicitó autorización para retirarse, regresando al poco rato profundamente afectado manifestando que se había producido un gran incendio en Estocolmo y que el fuego había llegado hasta una casa situada a tres puertas antes de la suya.
Poco rato después se retiró nuevamente y al regresar junto a sus amigos pudo tranquilizarles, informándoles que se había logrado detener la propagación del siniestro, antes de que llegara a su propia casa. Sólo tres días después, se conocieron exactamente estas noticias oficialmente en Gotemburgo y los detalles coincidieron con aquellos que proporcionó Swedenborg.
Investigaciones efectuadas algunos años después por el célebre filósofo Kant, le permitieron comprobar detalle por detalle la exactitud de la visión, verificándola con testigos de primer orden que aún vivían y que por su posición y cultura eran irrecusables.
A estas pruebas de su clarividencia en el plano físico como así también a sus percepciones en el mundo espiritual no daba mayor importancia, pues manifestaba que el objeto de ellas era aclararle el sentido espiritual del Verbo. Con respecto a estas percepciones en el mundo espiritual y celestial, destacaba que no había similitud alguna con los éxtasis y visiones de los Profetas y Apóstoles, a punto tal que su misión “estaba limitada a deducir el sentido espiritual de los textos que se le presentaban, sin poder poner de su parte una página de doctrina”.
Tampoco encontraba similitud con las visiones de los santos, agregando que hay dos clases extraordinarias de visiones “y yo he sido llevado a ambas situaciones para que supiera cómo son. La primera es ser llevado con el cuerpo físico y solamente dos veces se me hizo esta experiencia. La segunda es de ser transportado por el espíritu a otro lugar. Este me fue demostrado sólo dos o tres veces”.
Sus percepciones, que duraron 27 años, le permitieron permanecer al mismo tiempo en el mundo espiritual y en el mundo natural, hablar con los ángeles como con los hombres, conocer el estado de los más ilustres de entre los muertos de todos los tiempos y visitar los habitantes de Mercurio, Saturno, etc.
Agrega Swedenborg, “que este don de percepción no puede ser transmitido de una persona a otra a menos que el Señor por sí mismo abra la vida del espíritu de esa persona”.
“A veces se concede que un espíritu entre en un hombre y le comunique alguna verdad, pero no se le concede a ese hombre el poder hablar directamente con el espíritu”.
Sus percepciones se producían con absoluta posesión clara y neta de su razón, y tanto ocurrían en estado de vigilia como durante el sueño, en ensoñaciones o en estado de vigilia y sueño.
Pocos meses antes de su fallecimiento, en una carta dirigida al Jefe de los Metodistas Ingleses, John Wesley, predijo con toda exactitud su muerte, la que se produjo el 29 de marzo de 1772, en Londres, a los 84 años de edad.
En 1908 el gobierno de Suecia trasladó sus restos a su ciudad natal, siendo depositados en la catedral de Upsala, al lado de la tumba del naturalista Linneo.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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