Curso XXV - Enseñanza 11: El Humanista Tritemio

Tritemio aparece en los albores del renacimiento y fomenta el aspecto científico de éste, convirtiéndose en padre de grandes humanistas.
Nació el 1° de febrero de 1462 y murió el 13 de diciembre de 1518. Su verdadero apellido era Heidenberg, aunque se le conoció bajo el de Trithemius (Juan), o Trittenheim (Alemania) por el lugar de su nacimiento.
Pese a su condición de noble, su educación fue muy descuidada, tanto que a los 15 años aún no sabía leer ni escribir. Huérfano a los dos años, su padrastro puso trabas a su formación educacional a tal punto que tuvo que recurrir a horas de la noche y en casa de un vecino, ocultándose, para adquirir los primeros rudimentos del saber. Aprendió así a leer, escribir, declinar y conjugar palabras latinas. De esta manera a la par que satisfacía sus propias inclinaciones, acataba las imposiciones de su padrastro.
No satisfacía ésto todas sus ansias de saber, y así determinó abandonar la casa de su madre, dirigiéndose a Tréveris y otras ciudades y finalmente a Heidelberg, donde completó sus estudios y adquirió todos los conocimientos que un hombre podía poseer en aquel tiempo.
Después pensó volver a la casa materna, pero al llegar el 25 de enero de 1482 a la abadía benedictina de Spanheim una fuerte nevada le impidió continuar el viaje, accidente providencial que él aprovechó para conocer y estudiar la vida de aquellos monjes y al cabo de una semana, prendado de aquél género de vida, determinó quedarse y tomó el hábito el 21 de noviembre de aquél mismo año.
Poco tiempo pudo seguir la regularidad del simple monje, pues no tardó en ser elegido abad pese a su juventud y el poco tiempo de haber ingresado a la Orden.
Tritemio encontró al monasterio en un estado lamentable, tanto en lo temporal como en lo espiritual y su celo emprendedor trató en primer lugar de restaurar lo material de la abadía, que al poco tiempo volvía ya a igualar y superar su prosperidad primera; después tocó su turno a la tarea más difícil pero más meritoria: la reforma interior y moral de sus monjes, comenzado por el cumplimiento de la regla conforme a la reforma de Bursfeld, y luego la determinación del trabajo reanimando los estudios sagrados y profanos.
En las conferencias a sus monjes les exhortaba sin cesar a leer y escribir copiando libros e iluminando los títulos y letras capitales; y gracias a esto pudo reunir una rica colección de libros en su biblioteca, llegando a contar en el año 1502, 640 volúmenes y algunos años más tarde más de 2.000 de toda clase y lenguas, cuando sólo contaba 48 volúmenes al ser nombrado abad.
El estado floreciente a que llegó con esto la abadía acrecentó la fama de Tritemio, y de todas partes acudían a Spanheim para conocerle; príncipes, obispos, sabios, todos tenían interés en consultarle y aprovecharse de sus vastos y profundos conocimientos en cualquier género de ciencias y artes.
Esta fama de virtud y sabiduría no era compartida por todos unánimemente. La envidia de alguno de sus monjes, que no se avenían bien con la regular observancia, causábale muchos sinsabores y disgustos, llegando a llamársele injustamente de hechicero.
En 1505, hallándose en Heidelberg en la corte de Felipe, Conde de Palatino del Rhin, llegó a sus oídos la noticia de que sus monjes se habían levantado contra él y le habían depuesto de su cargo de abad. Para poder cerciorarse mejor de lo ocurrido se retiró a Colonia, luego a Espira, pero las noticias que le llegaban no eran nada satisfactorias; los monjes se mantenían firmes en su resolución.
En vista de esto Tritemio renunció volver a su abadía, en donde había vivido más de veinte años, sintiéndose verse privado de su casa de profesión y de la rica biblioteca, reunida gracias a sus trabajos y desvelos, retirándose a la abadía de Wurzburgo, que le confiaron, y allí vivió los últimos diez años de su vida entregándose a sus estudios favoritos sin escuchar las promesas de puestos honoríficos que muchos le ofrecían.
Tritemio ha sido objeto de muchos trabajos y aún hoy excita la curiosidad de muchos sabios. Aparte de sus trabajos ascéticos, monumento imperecedero de la vigorosa reforma de Bursfeld, las demás compilaciones, por razón de sus numerosos errores y contradicciones que encierran y del carácter superficial a veces de su composición, han perdido casi todo su valor científico, salvo para la segunda mitad del siglo XV. Ha habido, sin embargo, algún escritor como G. Mentz, que ha tratado de defenderlo de las falsificaciones históricas de que se le acusa, como el haber inventado las fuentes que le sirvieron para su “Historia de los Francos” (Maguncia 1515) y los “Anales de la Abadía de Hirsangia” que son, respectivamente, Hunibaldo y Meginfrido, cuyos escritos eran ya enteramente desconocidos en el siglo XVI. Sin embargo no es posible convencerse de la entera veracidad de Tritemio ante las dificultades que levantan sus procedimientos literarios, en especial de algunas de sus contradicciones flagrantes.
Las obras de historia literaria son más seguras.
En definitiva, Tritemio fue un escritor fecundísimo, como lo atestigua el número de sus escritos, entre los cuales algunos fueron acusados de tener carácter de nigromante. Su obra, pese a la crítica posterior de que fue objeto, cumplió en su época con la extraordinaria misión de despertar el interés por la ciencia convirtiéndose, en consecuencia, en verdadero precursor del renacimiento científico.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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