Curso XXV - Enseñanza 10: Juan Pico de la Mirándola

Una de las figuras más discutidas en el mundo literario y filosófico es la de Juan Pico de la Mirándola. Ni aún las luces del naciente y glorioso Renacimiento lograron disipar las tinieblas medioevales de superchería y superstición que rodearon a la figura de este hombre, pues él fue, verdaderamente, uno de los nexos principales entre la edad medieval que fenecía y la del renacimiento.
Todo lo que rodeó su nacimiento fue, quién sabe por eso, de tétrico y añejo aspecto. Tal era el castillo de la Mirándola, con sus puntiagudas torres, con sus altas murallas escuetas, con sus crujientes puentes levadizos, situado entre las oscuras montañas de la Toscana Central.
Nacido de antigua familia, de noble estirpe, predestinada a la guerra y a las armas, éste fue el ambiente que lo rodeó de niño. Pero sucede un milagro. El niño de blondos y largos cabellos, de inmensos ojos azules, de cara ovalada y femenina, resalta entre todos. Los duros guerreros habituados a las blasfemias y al griterío, no osan abrir la boca en su presencia.
Su dulzura se impone, su modestia atrae, su belleza física resplandece como llama portadora de una luz interior. Todo lo viejo le aburre: guerras, costumbres, modo de vivir. Lo único viejo que ama son los libros; y como de un manantial puro, brotan de los labios del niño, espontáneamente, las más bellas poesías.
Nadie puede con él; su dulzura vence a todos. Ya su padre está resignado a no hacerlo hombre de armas, ni sacerdote, sino a dejarle libre para que siga sus quimeras.
Y Pico no tiene más de 10 años; sin embargo ya es toda una expresión nueva, una imagen viva del renacimiento al cual tanto aportará.
A los 14 años ya está en Bolonia discutiendo temas de derecho canónico con los más ancianos doctores, derrotando a los escolásticos y decantando la filosofía griega.
Pero hay aún más. A esa misma edad es laureado.
Pero ¿quién puede poner sosiego a su ansia de saber? El mundo es pequeño para él; el tiempo, breve.
Año tras año, peregrino del saber, corre por todas las universidades, conoce todos los centros de estudios y asiste a las cátedras de todos los sabios conocidos entonces. Siete años dura esta peregrinación.
Se dice que a los dieciocho años sabía ya 22 idiomas y conocía todas las ciencias oficiales de la época.
¿Donde puede asentarse este hombre renacentista, sino en Florencia, cuna de la nueva era, vivero de hombres de ciencia, de artes y de letras?
Lorenzo el Magnífico, duque de Florencia, cobra un entrañable afecto a este sabio adolescente; no puede desprenderse de él. No compone poesías, ni las da a publicidad sin que éste las apruebe. A pesar de las manchas que volcaron los hombres sobre las intimidades de estos dos amigos, fue ésta una de las más bellas y duraderas amistades, que sólo la muerte pudo separar; y por breve tiempo.
Fue entonces cuando el joven Pico publicó sus noventa proposiciones denominadas “De Omni Re Scibili”, que fueron condenadas por el Papa. Se proponía con éstas estimular el estudio de todas las cuestiones universales y humanas; pero fracasó por la intransigencia eclesiástica.
La obra más maravillosa de Pico de la Mirándola fue la de colaborar con Marsilio Ficino, el gran filósofo platoniano, para hacer renacer el estudio y el amor a los filósofos griegos y fundar la célebre Academia Florentina.
Como era profundamente religioso y deseaba ser instruido sobre la parte esotérica del cristianismo, se relacionó con sacerdotes venerables e influyó en el ánimo de Lorenzo de Médicis para que hiciera volver a Florencia a Gerónimo Savonarola.
Gerónimo y Pico eran dos tipos completamente distintos. Contrastaba el aspecto severo, duro y apocalíptico del fraile, con el bello, señorial y refinado del poeta. Sin embargo, debía haber en estas dos almas una única aspiración espiritual cuando las unió tan estrecha intimidad.
En ese entonces también había en Florencia algunos Iniciados del Fuego amantes de la astrología, de la metapsíquica y de la cábala. Pico no era persona de limitarse a un solo concepto. Conocía a estas personas y estudió con ahínco las ciencias ocultas; si hubiera vivido unos años más seguro habría colaborado con ellos en la fundación de la Orden Secreta de los Fratres Lucis, instituida en 1498.
Ya había él terminado su misión; la filosofía griega estaba en auge, firmemente asentada. Por siglos y siglos no dejarían los hombres de admirarla y estudiarla. Ya podía Pico retirarse a los mundos superiores.
Lorenzo el Magnífico había muerto en el año 1492 y el otro gran amigo, el poeta Angel Poliziano, el 29 de septiembre de 1494.
El 17 de noviembre de ese mismo año, contando tan sólo 31 años de edad, mientras Carlos VIII entraba en la ciudad de Florencia con un poderoso ejército, este gran Iniciado abandonaba el plano terrestre.
Unos meses antes la vidente savonaroliana, Camila Rucellai, le había predicho la hora de la muerte y él, atemorizado, había procurado tomar el hábito dominicano; pero aplazando su proyecto de un día para otro no lo pudo realizar.
Sin embargo, en la última hora, al igual que el Poliziano, pidió a su amigo Savonarola ser enterrado con el traje blanco y negro de la Orden de los Predicadores; éste se lo prometió y cumplió después su promesa.
Si bien no se puede saber exactamente si Pico de la Mirándola tuvo conocimiento de la gran misión que le asignaron los Iniciados del Fuego sobre la tierra, lo cierto es que la reconoció instantáneamente en la hora de su muerte pues, desde su convento, mientras estaba en oración, vio Camila Rucellai el alma de Pico de Mirándola que se elevaba al cielo nimbada por un aura de fuego.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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