Curso XXIII - Enseñanza 15: Desenvolvimiento de la Raza Ario-Teutónica
Los ario-teutones que habitaban el Norte de África, desde luego siempre dirigidos por Iniciados Solares de Segunda Categoría, hace 25.000 años fundaron paulatinamente razas y naciones internándose en el continente africano.
En el centro de África había entonces un gran lago, tal vez en la actual cuenca del Congo.
Surgió allí la civilización de unos pueblos de tez cobriza, llamados Tamiráfik, que desarrolló una gran cultura y evolución espiritual, aunque basada esta última, en la razón.
Eran pueblos que vivían en comunidad, algo así como los espartanos, no conociendo moneda.
Sus dones más apreciados eran el desarrollo físico y el arte de pensar.
Vivían aislados de los demás pueblos, numerosos, que habitaban el continente y temían adquirir las ideas de los mismos, por considerarlas impuras.
No tenía entonces África el salvaje aspecto actual y su clima era más templado.
Es muy notable el hecho de que ninguno de estos pueblos fueran destruidos. Desaparecieron gradualmente por debilitamiento físico de sus habitantes, por la invasión del desierto, por cambios de clima ocasionados por corrientes marinas cálidas y causas semejantes.
Puede decirse que los lacedemonios fueron la última expresión de estos primitivos ario-teutónicos.
Los pueblos egipcios no fueron directos descendientes de estos teutones; fueron una mezcla de descendientes de subrazas anteriores, podría decirse que fueron herederos de las características atlante-turanias y de los ario-teutónicos que civilizaron el centro de Asia y que hace 15.000 años se establecieron en el valle del Nilo.
Otra columna de teutones se esparció por diversas comarcas de Asia, fundando pueblos y naciones. De entre ellas, la que más se distinguió fue la establecida, hace 15.000 años, en la India.
Estos teutones, blancos, tenían una forma de vivir distinta de los que habitaban el centro de África; vivían separadamente, en clanes o en tribus nómades, buscando pastoreo para su ganado.
Eran muy resistentes, pudiendo soportar toda clase de privaciones y los climas más adversos.
Cuando se asentaron, fundaron naciones milenarias, quizás las más antiguas del mundo cuya existencia pudiera probarse históricamente.
Los ario-teutónicos de menor pureza racial eran de tez negra. Vivían en islas, no muy extensas, en los océanos Índico y Atlántico, no lejos del África del Sud. Eran perseguidos encarnizadamente por los demás teutones, para quienes era deber sagrado el matarlos; algo así como los espartanos a los ilotas. Recibían, por ello, el favor del cielo.
En consecuencia, estos negros teutones tenían que huir constantemente; y a través de sus islas eventualmente se establecieron en América; de su unión con los ario-teutónicos ya establecidos se formó la raza que pudiera llamarse roja.
También lograron una civilización adelantada; cabal testimonio de ello tuvieron los conquistadores de Méjico.
Los ario-teutones que emigraron a la Malasia también fundaron una gran civilización, la raza amarilla.