Curso XXIII - Enseñanza 12: La Subraza Ario-Celta

La subraza ario-celta nació en la región que ocupa la actual cuenca del Mediterráneo, hace 50.000 años.
Ese territorio no ofrecía su aspecto actual. Era verdaderamente maravilloso; el mar estaba rodeado por altísimas montañas volcánicas y cerrado herméticamente, salvo por un pequeño estrecho, presumiblemente en la región de la actual Macedonia, que le comunicaba con el Mar Helado.
Era como un gran anfiteatro en donde, a los pies de altas montañas, había fértiles valles de tierras de aluvión.
El mar estaba salpicado de numerosas islas; las principales eran tres: la de Serg, que abarcaría la actual Córcega y Cerdeña; la de Penelpon, muy extensa, situada aproximadamente donde la Grecia actual y separada de Macedonia por un gran río; y la de Eterias, que luego sería Etruria. Todas estas islas eran fértiles y hermosas.
Los ario-celtas, por su situación geográfica, estaban muy alejados de los pueblos iranios y desconocían a los Atlantes, que entonces vivían escondidos en su gran isla en medio del Atlántico.
Un destino divino estaba reservado a esta subraza: el de sembrar la paz y la prosperidad, el de llegar a colocar la mente en alta posición racional para que el puente entre el instinto y la intuición fuera un libre paso para el alma.
Los ario-celtas llegaron a una civilización extraordinaria, imposible de describir.
La religión, para ellos, era el arte de cultivar la belleza y el don de pensar y analizar los pensamientos.
Sus ciudades eran hermosísimas y fueron las primeras que se planearon con el trazado de diagonales. Cada casa poseía un pequeño parque y unas comodidades hoy completamente desconocidas: baños termales, aparatos revestidos de mármoles para la aplicación de rayos solares en bien de la salud, asientos aireados de fibra vegetal.
A mediados de esta subraza era tal el adelanto intelectual, que los diversos pueblos dirimían sus contiendas por medio de guerras discursivas. No tenían reyes ni se regían por el sistema del matrimonio; eran gobernados por un senado de 72 ancianos y por agrupación de dirigentes más jóvenes que pudieran denominarse diputados.
Físicamente eran de estatura semejante a la actual pues medían de 1.80 a 1.90 metros; eran hermosos, de rostro ovalado, cabello rubio, castaño o negro, frente amplia, nariz aguileña y larga, porte distinguido.
Tan pulcra era su vida y tan ordenada su alimentación que poseían una perfecta función glandular; conservaban hasta avanzada edad su aspecto juvenil.
Cuando la población crecía mucho, los ancianos se entregaban voluntariamente al fuego, para que los jóvenes disfrutaran de las ventajas de una comunidad más reducida; y lo hacían como un acto sagrado después de beber un licor anestesiante.
Pero lo más notable de esta subraza es que procuraban conquistar a los ario-iranios más cercanos no mediante la guerra, sino anegando sus territorios bajo las aguas. Por eso se llamó a esta subraza “la que intentó formar un mar”.
Construyeron un alto terraplén en la parte Norte del actual Mar Negro, que se comunicaba con el Mar Helado por un estrecho; embalsando las aguas de éste, la descargaron luego sobre el valle ocupado por los iranios, actual Mar Caspio. Pero con el tiempo, la región se desecó y las tierras perdieron su fertilidad. Con el tiempo, la Naturaleza aprovechó la obra del hombre; por las lluvias y los desbordamientos del mar se formó allí un gran lago, hasta que cedió el terraplén construido; se desbordaron las aguas del mar Negro, se juntó con las aguas del lago Penelpon formando el Mar Negro actual.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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