Curso XIX - Enseñanza 16: Posturas Antiguas (Números 21 al 32)

Postura 21. Elevarse en punta del pie derecho y flexionar las rodillas, juntando la pierna al muslo con los muslos paralelos hacia adelante. Presionar la parte interna del tobillo derecho contra la nalga interna y colocar delante del mismo, en íntimo contacto y parcialmente delante del pie derecho, el tobillo izquierdo. Apoyar livianamente los brazos sobre los muslos.
“Posición de Tortuga”. Da energía y posibilidad de tensión. Hace fluir la respiración más fuertemente.
Postura 22. Posición del gallo como Postura Antigua N° 20, pero, en vez de apoyar el cuerpo sobre las manos, pasar las manos y los antebrazos hasta el codo por entre los muslos y piernas. Doblar los brazos en los codos y tomar la cabeza entre las manos. Mientras tanto puede dejarse caer el cuerpo en la posición de espalda.
Sólo es posible realizarlo con cuerpo muy flexible y, al principio, con ayuda ajena.
Postura 23. Arrodillarse con los muslos juntos y sentarse bien plano sobre los talones. El dorso de los pies se halla en buen contacto con el suelo. Ambos dedos gordos de los pies deben estar uno al lado del otro. Cruzar las manos sobre el ombligo. Contar hasta 28 respiraciones.
“Postura de Rana”. A pesar de su aparente simplicidad requiere bastante flexibilidad.
Postura 24. Igual que la anterior. Inspirar profundamente, elevar los brazos y colocar los antebrazos en la respectiva sien; brazos acodados en ángulo recto se juntan en la muñeca, palma contra palma.
“Posición de Rana Estirada”. Ensancha considerablemente el pecho y da, al finalizarse la postura, una “cabeza despejada”.
Postura 25. Parado con los pies juntos. Tomar el pie derecho y elevarlo colocándolo en la ingle izquierda. Rodilla derecha fuertemente doblada. Lo mismo con el pie izquierdo.
Contar 12 respiraciones en cada posición.
Esta postura se llama “Árbol”. Fuerza la respiración alternativamente en ambos pulmones y presiona sobre ese lado.
Postura 26. Arrodillarse con las rodillas y las piernas algo abiertas y sentarse en el suelo entre las piernas, de manera que el muslo toque el suelo. Colocar el tronco encima, de manera que la cabeza toque las rodillas. Al inspirar, elevar la cabeza sin mover el resto del cuerpo. Colocar los brazos paralelamente junto a las piernas y tomar las rodillas con las manos.
Durante 3 respiraciones; 3 veces diarias.
Llevar el aliento a las partes superiores de los pulmones.
Postura 27. En posición arrodillada, presionar el tobillo derecho en lo posible a la parte interna del muslo, de manera que se mantenga solo en su sitio y colocar la pierna izquierda desde atrás en lo posible hacia la derecha, es decir, una especie de cruce de piernas por atrás, con una pierna sostenida por las manos. Lo mismo a la inversa.
“Posición de Toro”. Requiere una fuerza de toro y concentración.
Postura 28. Acostado boca abajo. Poner las manos con las palmas hacia el suelo a la altura del pecho. Doblar las piernas hacia arriba en un ángulo recto. El cuerpo se apoya sólo en las manos y las rodillas. No elevar las nalgas si no mantener el cuerpo en una sola línea.
“Posición de Lagarto”.
Postura 29. Acostado boca abajo. Colocar la región del corazón, sin presión especial, en el suelo con las piernas extendidas. Colocar la cabeza entre los brazos extendidos hacia adelante, acodados en el codo hacia arriba, juntándose los antebrazos delante de la frente. Cara levantada.
“Posición del Delfín”. Aviva el fuego vital.
Postura 30. Acostado boca abajo, doblar las rodillas y cruzar las piernas por detrás tomando con cada mano el dedo gordo del pie contrario.
Encoger profundamente la piel del abdomen.
Postura 31. Acostado boca abajo. El cuerpo, desde el ombligo hasta los pies permanece en buen contacto en el suelo, mientras la cabeza y el tronco se doblan hacia arriba con ayuda de las manos apoyadas en el suelo. Cuanto más se acercan las manos a la cadera tanto más difícil.
“Posición de Víbora”. Presiona el aliento hacia la parte superior de los pulmones.
Postura 32. Posición sentada oriental con las piernas cruzadas, de manera que un pie es colocado en la parte opuesta de una rodilla y el otro pie en la otra. Un pie desde arriba y el otro desde abajo. Manos colocadas con las palmas en el suelo debajo de las nalgas, de manera que el cuerpo se encuentra sentado sobre las mismas. En lo posible, separar ligeramente las rodillas y los muslos del suelo. Respirar profundamente con la vista en la punta de la nariz.
Postura mística por excelencia, que hace fluir la respiración casi imperceptiblemente y da una gran sensación de serenidad.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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