Curso XIV - Enseñanza 15: La Unión

En la Unión el alma se transforma en Dios. Ella queda como deificada; los velos sutilísimos que rodean a la Mente Superior y que constituyen la parte más elevada del ser, desaparecen momentáneamente durante el acto de la Suprema Realización, como si el Espíritu absorbiera y transformara por completo al alma.
Desde luego esta Unión, este contacto directo con el Espíritu Cósmico, es instantáneo; si el ser persistiera en ese estado Divino, el cuerpo y las formas suprafísicas que le rodean serían deshechos en miríadas de átomos que se reintegrarían al gran depósito universal.
Al irrumpir en el alma el océano de Luz Eterna, penetra hasta los rincones más ocultos de ella; la lámpara desaparece y sólo permanece la llama. Todo es iluminado, hasta las partes más desconocidas donde las experiencias del ser son guardadas juntamente con sus reservas de posibilidades; todo, absolutamente todo queda al descubierto y todo desaparece dentro de la Luz Divina.
La Divina Unión, sin embargo, también tiene diversos matices. Si bien es arbitrario dividir la Unión en partes, pues no las tiene, es bueno hacerlo para comprensión del estudiante. Se puede dividir la Unión en cuatro partes:

  1. Unión de aislamiento pasiva.
  2. Unión de aislamiento activa.
  3. Unión esencial pasiva.
  4. Unión esencial pasiva en la actividad.
    La Unión de aislamiento es como si el alma se fuera poco a poco acostumbrando al contacto Divino. El Espíritu del Amado visita a su prometida desposándose con ella en un sublime noviazgo.
    Son admirables los pormenores que acompañan al discípulo antes o poco antes de verificarse esta gran Realización. Está como aquel que ni goza, ni siente, ni sabe, aislado a pesar suyo, de todas las cosas del mundo. Su alma es como una estrella fija, como una edad sin fin, como un prisionero libertado. Su corazón tiene movimientos repentinos que le hacen estremecer de pies a cabeza y es como si fuera a dejar de vivir de un momento a otro; pero de pronto las potencias dejan toda actividad, el alma no tiene conocimiento alguno fuera de la seguridad de estar unida con Dios, y queda presa del Divino Amor. Esta Unión de aislamiento, que es un estado absolutamente pasivo, dura breve tiempo; a veces una o dos horas.
    Vuelto el discípulo a su estado ordinario, pasa al segundo estado de Unión que es la Unión de aislamiento activa. No puede apartar de su memoria el dulce recuerdo; su alma tiene la certidumbre de haber realizado la Unión con Dios y esta dulce seguridad le acompaña continuamente de día y de noche, sin apartarse jamás de su vista.
    El tercer estado, de Unión Esencial pasiva, es la Boda Espiritual del alma con Dios. En esta Unión la Llama Divina quema de tal modo todas las cosas exteriores, que el ser permanece como muerto para el mundo; únicamente la Raíz de la existencia permanece. Muchos discípulos, en este Divina Unión, permanecen durante varios días como muertos; han cruzado la gran orilla de la vida y están unidos a la Eternidad. El cuerpo es como una casa deshabitada que pende sin sostén en el espacio; únicamente está atado al Espíritu el hilo dorado de la semilla de la existencia.
    En esta Unión no hay ni forma ni semilla que aten a la ley de causa y efecto; todo el aceite está a flor de agua.
    En ella el Universo es extinguido, ni siquiera el espacio existe. Las ideas no son más que flotantes sombras sobre el profundo y oscuro perfilarse del absorbente Espíritu. ¿Qué es allí la débil conciencia del Yo? Nada más que el hilo de la existencia, también interrumpido por la Eternidad.
    El alma, cuando vuelve en sí, entra en la Unión esencial pasiva en la actividad. Ya no es ella la que vive, sino es Dios que vive en ella. Ha estado libertada de los lazos de la carne por un momento y ya no volverá a ser lo que era. Aún su física vestidura está transformada en Dios; está como deificada. Ha visto por un instante al Arcano de Dios, la Luz Impersonal, y comprende ahora su ilusión y vanidad de todas las cosas existentes.
    Para ella no existe la dualidad, el espacio infinito y el finito no son más que una cosa. Por encima de la palabra, por encima de la mente, más allá de todo, está únicamente el Eterno.
    Vuelve a abrir las puertas que dan a la vida, pero tan sólo para esperar el día que será libertada definitivamente, soportando el destierro para ayudar a aquellos que todavía no han llegado allí.
Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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