Curso XIII - Enseñanza 5: Autocontrol
Es necesario dominar perfectamente la técnica del ejercicio de la meditación.
El dominio de la técnica no indica que se haya llegado a una realización mística, pero demuestra que se ha alcanzado un gran dominio mental y emocional.
Sin un control absoluto de la mente y el corazón no es posible la realización divina. Un hombre sin autocontrol no es verdaderamente libre. Los hombres creen que son libres porque pueden moverse, ir de un lado a otro, hablar y pensar a su arbitrio. Si esto fuera fruto de su verdadera voluntad individual, mostraría que realmente son libres; pero son muy contados aquellos libres de pensar, de sentir, de actuar. Todo lo que el hombre hace y dice en nombre de su libertad es una evidencia continua de sus ataduras y limitaciones.
Lo que él desea no es siempre lo que necesita. Su pensamiento no es libre; está determinado por el cambio incesante de emociones y sensaciones, por las circunstancias exteriores, por su estado de ánimo, por el medio ambiente, por la vida.
Sólo el perfecto control interior y exterior da el conocimiento de lo que se es y lo que no se es; de lo que realmente se quiere y de lo que se desea por la influencia de la naturaleza, los seres y las cosas.
La libertad no se obtiene satisfaciendo al instante los caprichos veleidosos de la imaginación y el sentimiento, sino controlando la fuerza del deseo para hacerse dueño de sí mismo. Así se conocen las fuerzas internas, las buenas y las perjudiciales; así se maneja la voluntad hasta hacer de ella un instrumento de liberación. Sólo el dominio del cuerpo y la mente hace apto al hombre para la liberación y el esfuerzo para lograrlo es el método ascético que rige la vida espiritual.
El primer paso en el camino de la Renuncia es el autocontrol. Es imposible la vida espiritual si no se sale del nivel instintivo pasional.
El estado de Renuncia se manifiesta en el alma a través de un control total y continuo. Al mismo tiempo, la disciplina del autocontrol sustentada por la Idea Única conduce rápidamente al estado de Renuncia.
Este autocontrol difiere fundamentalmente del control nervioso emocional que se practica habitualmente y que provoca con facilidad estados de tensión psico-físicas. Es un control ejercido por la parte más alta de la conciencia que no piensa ni analiza, sino observa, y al observar, sabe.
Comúnmente se establece el control al mismo nivel de las luchas interiores, provocándose así un conflicto mental y emocional al identificarse el alma con las mismas fuerzas que combate y no puede salir de la dualidad de triunfos y fracasos, ganar y perder. La Renuncia a un triunfo personal sobre sí mismo, la Renuncia a un objetivo positivo como realización, transforma el esfuerzo volitivo en una técnica y el control es así un súper poder mental que fiscaliza y dirige las fuerzas interiores y exteriores. Control interior es control exterior y es poder sobre las fuerzas universales.