Curso VIII - Enseñanza 1: Más allá del Hombre

El hombre no es un autómata dirigido únicamente por las acciones y reacciones químicas de su estado fisiológico.
Tras de sus formas aparentes y visibles, de sus células, moléculas y tejidos está el calor, el magnetismo, las emociones, las ideas y, sobre todo, el ser espiritual y verdadero.
El cuerpo físico y anímico no lo es todo en el hombre; la fuerza motriz que da la vida y que es el origen y sostenimiento del hombre, es un campo inmenso y aún completamente ignorado. Ya la ciencia trabajosamente ha intentado penetrar allí con algunos resultados.
Hipnotismo, sugestión, magnetología, psicoanálisis, somaterapia son los resultados de los esfuerzos de la ciencia en sus tentativas de ulteriores conocimientos.
Y esta búsqueda de la parte espiritual del ser es tanto más afanosa cuanto más los sabios y los sensatos constatan que, a pesar del adelanto de las investigaciones biológicas y microbianas, a pesar del adelanto de técnicas médicas y quirúrgicas, a pesar de la asepsia y de los antibióticos el hombre sigue padeciendo.
El hombre está constituido por un cuerpo físico, anímico y espiritual. El alma emocional y comprensiva es sólo un vehículo del Espíritu y hasta que el hombre no constate ampliamente esta verdad fundamental, no habrá felicidad verdadera para él.
En cada hombre está depositada una centella de la Divinidad Eterna; es como el sol que se refleja en cada gota de rocío.
Ese destello de Dios en el hombre es el Espíritu.
El hombre en su esencia es un Ente Espiritual, predestinado por su superior naturaleza esencial a la inmortalidad, pero como el Ente Espiritual actúa en los diversos planos de manifestación, anímicos y materiales, dispone de un libre albedrío que lo determina.
Puede ser bueno o malo, puede si quiere, esforzarse o detenerse. En una palabra dispone de sí.
Estas cualidades intrínsecas activas corroboradas por el Ente Espiritual constituyen el alma del hombre, la cual se hace visible y notable a través del aspecto y de las obras exteriores de los hombres.
El espíritu es siempre lo que es. Mientras el alma puede ser pura o impura.
El hombre fue determinado para ser una imagen perfecta de la Divinidad, pero los sentidos contradictorios que son sus medios para desenvolverse, desarmonizan y manchan continuamente al alma.
Los medios del alma para su purificación y perfección son el don del esfuerzo de la voluntad y el don de la Gracia Divina.
Por el don del esfuerzo de la voluntad el ser piensa y siente, discierne sus pensamientos y distingue las emociones. Por el don de la Gracia Divina y de la ayuda Superior conoce la luz del Espíritu, el bien de las experiencias pasadas y la orientación de aquellas almas que ya han recorrido el Buen Camino de la Salvación.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

Relacionado