Curso VII - Enseñanza 6: La Participación Redentora
La participación del Hijo a la labor redentora de la Encarnación Divina para la salvación de los seres y del ser es indispensable e indiscutible.
Pero para que esta redención potencial de la Divina Encarnación sea efectiva, tiene que ser actualizada en cada ser; para ello ha de transformarse y hacerse efectiva en él la Divina Encarnación.
La participación redentora es la identificación del Hijo con la Presencia Divina, quiere decir, con la Divina Encarnación.
El Hijo tiene que lograr dicha identificación por su propio esfuerzo y, aun así, sólo la logra porque en forma predeterminada se puso en contacto con las fuerzas de liberación cósmicas al poner los pies en el Sendero a través del voto.
A través del voto que pronuncia al ingresar, el Hijo participa de la Participación Redentora con su sumisión, ya que esta entrega íntima le exige holocausto.
La Participación Redentora convierte al Hijo en fuente de radiación de la Obra de Cafh, resultado de la conquista de su voto perpetuo que, por el sentir profundo en él de los problemas humanos, lo hace uno con la Obra Redentora de la Presencia Divina.
Por esta participación de votos y de ofrenda nace la expansión interior, que hace sentir al Hijo su responsabilidad frente a la Humanidad. En cuanto se constituya como un ente separado, no podría cargar sobre sí los males de la Humanidad. La verdadera responsabilidad vocacional no puede coexistir con la separatividad.
La participación Redentora, que por el voto perpetuo hace ganar al Hijo la Unidad con la Obra Redentora de la Presencia Divina sólo puede hacerla efectiva a través del Sacerdocio de la Ordenación.
La aplicación de la voluntad renunciante sólo produce frutos de liberación cuando no se constituye como un valor separado, personal; por consiguiente, el Hijo al renunciar a su voluntad, se identifica con la Voluntad Divina.
La Participación Redentora es ofrenda de vida, de sangre, de alma, puesto que participar no significa sólo colaborar o ayudar. Tampoco es sólo un afecto emotivo, sino que es el estado de conciencia en el que el Hijo siente que su vida no le pertenece, sino que pertenece a la Humanidad.
La Participación Redentora del Hijo es la perfecta imitación gradual por presencia, expansión y participación a la Divina Encarnación.