Curso IV - Enseñanza 15: El Poder de la Gran Corriente

Cafh es una Obra Divina nacida del pensamiento de los Maestros como resultado eficiente de una parte del cumplimiento del Plan Divino.
Los Maestros que idearon necesariamente a Cafh la reflejaron en la tierra en los Hijos que habían de darle vida y organizarla; estas corrientes de un pensamiento divino y una correspondencia humana generaron una fuerza determinada que invadió, paulatinamente, el campo magnético de la ideación de Cafh, formando así su cuerpo energético. El movimiento continuado que mantiene, acrecienta y distribuye las energías del cuerpo energético de Cafh se llama Poder de la Gran Corriente.
Esta es entonces la fuerza concentrada de Cafh, pasada, presente y futura; divina, mental y material.
Es la fuerza del pasado porque todo pensamiento, sentimiento, comprensión y esfuerzo de los Hijos emitido respecto a Cafh, al estar ésta en contacto con la Divinidad, toma una amplitud divina, quiere decir: un pensamiento o deseo divinizado, centuplica su potencia en todas direcciones y latitudes y se hace permanente y no pasajero. Subsiste en el campo energético como una realidad y no como una posibilidad.
Es la fuerza del presente porque está alimentando con la vida de los Hijos que le pertenecen; al unirse los Hijos a Cafh con un voto de unión grande o pequeño, ya que ellos entregan algo de sí mismos, algo de su vida, que diariamente se une al cuerpo energético de Cafh como una ofrenda. Aun el acto más insignificante del Hijo, toma por esta ubicación de él, frente a la divinidad, un valor extraordinario y lo hace copartícipe a la Gran Obra de Cafh.
Es la fuerza del futuro porque el Hijo, al no consumir en su beneficio todos sus esfuerzos y renunciando de antemano al fruto de las obras, las liberta de este modo de los factores perecederos, proyecta esta fuerza humana divinizada de la vida del Hijo en la eternidad, haciendo de ella un manantial perenne de fuerzas vivas que actuarán ciertamente en una era futura.
Es una fuerza divina porque es la Idea Madre de Dios como participación al Plan Cósmico expresada por los Maestros de Cafh, la cual no sólo protege a Cafh con el saber y el amor que mana de la presencia divina en Ellos, sino hace que Cafh participe de ella continuamente acrecentando su fuerza.
Es una fuerza mental porque la Idea Madre Divina es transmitida continuamente, no a través de una Revelación hecha tradición y dogma, sino a través de una Revelación continuada por una enseñanza oral, por un verbo divino humanizado.
Este fluye continuamente de la conciencia de los Maestros a la atención expectante de los Hijos y desde la voluntad comprensiva de los Hijos a la condescendencia de los Maestros.
Es este un canal mental siempre abierto entre los Maestros y los Hijos que genera fuerzas mentales ininterrumpidas que se vuelcan como una catarata continuamente en el cuerpo energético de Cafh.
Es una fuerza material porque los Hijos contribuyen a ella con su propia sangre, trabajo y posibilidades.
Dan su sangre a través de la votada reserva de energías; dan su trabajo a través de la asistencia física y astral, dan sus posibilidades a través de la entrega de su tiempo y por la renuncia de parte de sus bienes intrínsecos y extrínsecos.
El cuerpo energético de Cafh, a través del fluir continuo del Poder de la Gran Corriente se pone a su vez en contacto con el cuerpo energético del universo, dando y recibiendo fuerzas.
Además se pone en contacto con todos los centros de fuerzas similares a él que expanden sus radiaciones para la formación de la Idea Madre Espiritual del futuro, intercambiando continuamente fuerzas con ellos.
En esta actividad receptora, acumuladora y expansora se acrecientan y renuevan sus poderes.
El Poder de la Gran Corriente fluye sobre Cafh como un caudal circulatorio llenando las venas del Cuerpo Místico.
El Poder de la Gran Corriente está divinamente regulado a través de las jerarquías y categorías divinas y humanas de Cafh, y a través de la ofrenda de los Hijos.
No todos los Hijos participan del Poder de la Gran Corriente del mismo modo, ya que ésta es progresiva y según la categoría. Para participar de la misma es indispensable la ofrenda voluntaria y continuada del Hijo y la correspondencia gratuita y amable de los Maestros.
La participación al Poder de la Gran Corriente se efectúa permanentemente, o alternando o por reflejo.
Los Hijos que ofrendan su atención y buena voluntad a la Gran Obra participan de la Gran Corriente por reflejo; es como si fueran bañados por la luz divina.
Los Hijos que ofrendan una parte substancial de sí penetran en la Gran Corriente y son iluminados por ella en algunos momentos de elevación.
Los Hijos que ofrendan toda su vida sin reservas a la Gran Obra están invadidos por la luz divina de la Gran Corriente, que ilumina todo su ser hasta identificarse con ella.
Esta participación al Poder de la Gran Corriente es siempre paulatina.
Ningún ser podría tolerarla entera sin morir; sólo poco a poco se va identificando con ella.
Diariamente la Gran Corriente es actualizada en los Hijos a través de las bendiciones. Ella es transmitida por los Maestros, que actúan como canales divinos, al Superior y a los Superiores que actúan como canales humanos, y transmitida a toda Cafh y a todos los Hijos.
Ella es sabiamente distribuida por los Superiores en cada uno de los Hijos según sus posibilidades, y según ellos se hagan acreedores a la misma.
Cuando el Poder de la Gran Corriente es contenido y no se le permite llegar libremente al Hijo, se produce siempre un proceso doloroso. No es este un castigo propiamente dicho, sino un llamado al alma para que se haga digna de su vocación divina.
Los Hijos que no contribuyen con su esfuerzo continuado al sostenimiento de la Gran Obra y al Poder de la Gran Corriente, se transforman en parásitos y vampiros.
No corresponder como es debido a la Gracia Divina y ser perezoso en el cumplimiento de los propios deberes, es ser un parásito. No corresponder egoísta y tercamente a la Obra Divina es transformarse en un vampiro.
La triste consecuencia de estos males es que, lógicamente tarde o temprano, los Hijos infieles son expulsados de la Gran Corriente.
La Gran Corriente actúa continua y beneficiosamente en todo el ser de los Hijos, pero es desperdiciada a través de actividades egoístas, de ansias negativas o de actuaciones psíquicas. Esto hace no sólo que se desperdicie la Gran Corriente, sino impide el libre circular de Ella en el alma del Hijo.
¡Estimado el Hijo que se esfuerza en hacerse acreedor al beneficio de la Gran Corriente!
¡Bienaventurado el Hijo que hace un hábito de su esfuerzo para vivir en la Gran Corriente!
¡Bendito el Hijo que se identifica con su esfuerzo con el Poder de la Gran Corriente!

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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