Curso XII - Enseñanza 9: El Superior Frente al Alma

El Superior no podrá desarrollar una verdadera labor espiritual en el alma del Hijo si no conoce las aspiraciones íntimas del mismo.
Desde el principio él ha de saber cuáles son los pensamientos íntimos y los sentimientos secretos del alma.
El Superior empieza a conocer la intimidad del alma a través del conocimiento de la vida del Hijo en el mundo. Es necesario dejar que la conversación del Hijo sea espontánea y libre, para que el alma se abra poco a poco.
Para el conocimiento del alma del Hijo el Superior ha de conocer su formación familiar. El tendrá que interiorizarse de quienes son los padres y los familiares, la condición social en que se desarrolla su medio familiar y, sobre todo, tratar de obtener el resultado anímico del alma logrado a través de su convivencia con la familia.
El Superior siempre se encontrará frente a casos distintos: o el hijo centro de atracción o el hijo rechazado; el hijo deseado o el hijo indeseado. Estos estados desarmónicos paternos traen complejos en el alma de los niños que siempre se van desarrollando con los años y tomando a veces proporciones alarmantes.
Las demasiadas facilidades de vida traen en los niños un estado de ánimo de seguridad desmedida que los impulsará a la vanidad, a la soberbia y a la inactividad por temor al fracaso. Mientras, los hijos incomprendidos desarrollarán un estado de ánimo de incapacidad interior que los hace tímidos, esquivos y desconfiados.
Los éxitos anímicos más grandes se notarán siempre en aquellos hombres que de niños no han sido demasiado cuidados, ni tampoco han sido azotados por el destino.
El Superior ha de conocer la formación escolar del Hijo. Ha de estudiar bien los complejos derivados de la edad en que el Hijo ha plasmado su educación en los estudios primarios. Los extremos son siempre: o el alumno sobresaliente o el alumno incapaz. Tales extremos conducen a formar en el primero el sentido de responsabilidad con la nota alta y esto conduce a encerrarlo en la posición equívoca de no poder prescindir del triunfo continuo.
Es así como muchos de estos niños, al enfrentarse con los estudios superiores y al tener el menor contratiempo, caen en la derrota y en la inhibición, pues les falta la fuerza necesaria para enfrentarse con la realidad.
Así el niño que no demuestra aptitud para el estudio es, a veces, por la indiscreta palabra de un maestro, arrastrado al complejo de inferioridad. Se forma en él un estado mental de incapacidad que lo inhibe constantemente y no deja que desarrolle espontáneamente sus facultades normales.
El Superior ha de conocer también la formación social del Hijo. Él ha de procurar conocer los detalles circunstanciales con los cuales el Hijo se ha enfrentado en la vida. El adolescente es puesto frente a la vida de un modo falso o prematuro o violento, haciendo que se forme en su alma una visión equivocada del desarrollo de la vida, sobre todo en el aspecto sexual.
A veces, estas almas que se habían llenado la mente de fantasías, ilusiones y mundos de hadas, reciben un choque violento frente a las fealdades naturales que pueden echar a perder todo su desarrollo sentimental.
Por eso el Superior ha de conocer estas reacciones primeras del alma si quiere desembarazarla de trabas, solucionar sus problemas y hacer que vuelvan a encontrar la felicidad y la paz a través del sendero espiritual.
Cuando se empieza a tratar a las almas éstas responden más o menos a las preguntas del Superior: Cómo se llaman, quiénes son, en qué se ocupan, etc. Pero todas estas preguntas sólo revelan el yo personal y exterior con el cual el alma se ha cubierto, buscando en él un caparazón con la cual protegerse del mundo.
Este yo exterior no es más que el producto de todo lo que se quiere esconder y de todo lo que no se quiere decir.
La misión extraordinaria y primera del Superior es la de enseñar a las almas el Examen Retrospectivo que tiene como finalidad, no sólo el ejercicio en sí, sino el hábito espiritual que se logra por la práctica del ejercicio, de introducirse sin peligros en sí, reconociendo sus problemas y conociendo su yo interior.
Una vez que el Superior ha logrado que el Hijo se dé cuenta de que ha llegado a su casa, la Casa del Amor, el mismo Hijo por sí solo se despojará de su personalidad exterior y logrará reconocer la parte profunda de su corazón. No temerá ya verse tal cual es y, al mirarse bien podrá romper el círculo limitado que lo frena y lo disminuye en sus posibilidades.
Naturalmente el alma se resistirá en un principio a mostrar sus intimidades a su Superior; por eso hay que dejarla que por sí sola experimente el gozo interior de su reconocimiento.
Pueden pasar algunos meses en esta labor, pero este primer goce logrado por sí solo, al reconocerse, traerá la confesión sincera, la necesidad imperiosa de comunicarse, de confesarse, de confiarse a su Superior.

Fundador de CAFH

Las Enseñanzas directas de Santiago Bovisio quedan así depositadas en manos de los hombres, cumpliéndose de esta manera su mandato final= ¡Expandid el Mensaje de la Renuncia a toda la Humanidad! Que la Divina Madre las bendiga con su poder de Amor.

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