Curso XII - Enseñanza 13: Exposición de la Enseñanza
El Orador ha de tener una preocupación constante para que la exposición de la Enseñanza tenga un resultado eficaz y positivo.
Él ha de presentarse a la Enseñanza con los conocimientos de la misma y con una idea exacta de lo que va a exponer y de cómo lo va a exponer.
Es necesario que él tenga un método determinado y personal para que la Enseñanza cobre una fuerza viva y actual. Ante todo el Orador ha de conocer bien el texto de la Enseñanza. Tiene que tener del texto no sólo el conocimiento de la lectura y del estudio del mismo, sino su conocimiento profundo. Ha de saber distinguir claramente cuando el texto se refiere a los conceptos fundamentales e invariables de la doctrina de Cafh o cuando expone conceptos generales.
Cafh, si bien no impone a los Hijos determinadas creencias, aparte de la idea única de la necesidad indispensable de la unión del alma con Dios por la realización interior y la Renuncia, tiene sus conceptos fundamentales y firmes que todos los Hijos acatan invariablemente, sea por comprensión, sea por adhesión.
Es indispensable que los Hijos, aun respetando y conociendo las teorías y dogmas de otras filosofías, se mantengan firmes en su propia ciudadela como punto de partida y de apoyo.
El Orador ha de conocer muy bien los conceptos fundamentales de Cafh para saber hacer diferencias entre estos y los otros conceptos generalizados.
Sería él un mal Orador si llevara a la Enseñanza conceptos adquiridos a través de la lectura de libros que exponen ideas afines a la de Cafh sin saber distinguir los matices que los diferencian de la misma.
Ha de saber hacer diferencia, entonces, entre la doctrina de Cafh y las otras doctrinas, y tener conceptos bien claros y definidos especialmente sobre los conceptos de eternidad, divinidad, acción y reacción, devenir y ascética.
El Orador ha de definir los conceptos fundamentales de Cafh en forma continuada, repetidamente, para que se impriman en la memoria del Hijo. Ha de enseñar como extraer de la Enseñanza las definiciones que el texto expone.
El Orador en su discurso sobre los conceptos substanciales de la Enseñanza ha de tener un método de exposición fiel y riguroso, sin apartarse lo más mínimo de la misma. Pero en los conceptos circunstanciales y derivados de la enseñanza descriptiva, ha de tener un método todo propio y original. Sostiene la Enseñanza con la base fundamental de la doctrina, pero todo lo que rodea a la misma lo da de un modo siempre nuevo, adaptado a la circunstancia, a la capacidad de los Hijos que la escuchan, a su estado de ánimo y sentimiento interior y aún influenciándolo con los acontecimientos evolutivos del momento en que los expone.
El Orador ha de procurar que el alma sienta que se está enriqueciendo al recibir la Enseñanza, que sienta que un nuevo valor y una nueva potencia moral y conceptual se forma en su alma por la misma.
Cuanto más haga el Orador para fomentar en el alma este concepto de un constante enriquecimiento más obtendrá en ella el afianzamiento de su educación espiritual.
El Orador ha de tener en la exposición siempre recursos nuevos y no repetidos del mismo modo.